Entradas populares

lunes, 30 de junio de 2014

FUNDAMENTOS DIDÁCTICOS Y ESTRATEGIAS DE MODIFICABILIDAD SIMBÓLICA

Capitulo 6 del libro Pedagogía en expresión simbólica.Cooperativa Editorial Magisterio. Bogotá 2013.



 

LOS PROCESOS  SIMBÓLICOS Y COGNITIVOS DE LA CONVIVENCIA



            A  los esquemas de percepción y  actuación le son inherentes  dos componentes del comportamiento social de los sujetos; la emocionalidad, como afluencia de procesos intrasubjetivos que se expresan simbólicamente en los modelos de actuación social  y    como experiencia estética y agresión ritualizada;  y  los procesos cognitivos, que se contienen en la interacción y comunicación social, expresados en las estrategias que cada persona despliega  para su  actuación y manejo de conflictos.

            Un esquema de percepción  es  cognitivo,  en tanto, activa circuitos neuronales,  estructuras espacio – temporales y procesan información con operaciones lógicas como comparaciones, jerarquizaciones, clasificaciones, entre otras,   asociadas a la construcción de sentidos y significados,  en cada nueva representación de una situación y la actuación correspondiente. A su vez, éstas actuaciones contienen una intencionalidad, y por lo tanto,  una  carga semántica, dotándola  del carácter  simbólico y la conexión con el contexto cultural; de esta manera se configura  en un modelo de actuación social. Un mensaje escrito en las paredes de un baño denigrando de alguna persona es un modelo de actuación simbólico con la intencionalidad de excluir  socialmente, o exponer públicamente  la persona a la censura social.


            A la  estructura de percepción y actuación social le es inherente un nivel de desarrollo cognitivo condicionante  de la capacidad de percepción e interpretación de situaciones  en un conflicto que se corresponde con el desarrollo moral . Generalmente, los estudiantes tienden a percibir lo mas significativo de una acción  en el agente inmediato que lo genera y  desconocen aspectos relacionados con la territorialidad, los intereses  o la emocionalidad. Por ejemplo, en un estudio de caso, con  grupos de  estudiantes de educación media,  en el análisis de un video   sobre  una metáfora que representaba un conflicto  entre vecinos por tener la pertenencia de una flor nacida  en un territorio común, se manifestó una  tendencia  mayoritaria   en la interpretación del origen del conflcto,  atribuyéndolo a   la flor y  muy pocos a alguna manifestación subjetiva de los personajes. De la misma manera que en la interpretación del conflicto escolar, desde el esquema de percepción del docente, se identifica  fundamentalmente la actuación.  Este modo de percibir se explica porque,  siendo la estructura cognitiva un paradigma, la percepción selecciona la información desde el sentido en que está constituido el esquema cognitivo y excluye los datos que se encuentran por fuera de él. Este nivel de desarrollo cognitivo necesariamente debe ser fortalecido  mediante los procesos didácticos, atendiendo a las condiciones específicas de los contextos  en correspondencia con los niveles de escolaridad de los estudiantes.


            La activación de las redes neuronales se produce, simultáneamente,  en conexión con circuitos culturales y sistemas simbólicos dados en contexto. (Bartra: 2007 ).  En este sentido  los dos elementos, cognitivos y simbólicos, son indisolubles e interdependientes  y están presentes en  todos los procesos fundamentales de  la interacción, la comunicación y  las actuaciones en los conflictos. En función de éstos procesos se establecen los fundamentos metodológicos para la secuenciación didáctica y la derivación de las estrategias pertinentes a la  modificabilidad simbólica.


6.2  SECUENCIACIÓN DIDÁCTICA Y ESTRATEGIAS DE MODIFICABILIDAD SIMBÓLICA.


            La  secuenciación diáctica del proceso de enseñanza –aprendizaje para la convivencia   a partir del fundamento epistemológico sustentado en la modificabilidad simbólica, se desarrolla en tres momentos fundamentales: 1. Identificación y Reflexión Metacognitiva y hermenéutica del imaginario. 2. Contrastación crítica del imaginario mediante el conflcto socio cognitivo y 3. La mediación pedagógica con expresiones simbólico estéticas  para reestructurar la imágen y la  la subjetividad.

 6.2.1  Reflexión metacognitiva y hermenéutica del imaginario.


              Las experiencias de investigación en el aula con expresiones simbólicas ( teatro, danza, musica, danza, pintura, video)  ponen de manifiesto  la tendencia inmediata, en los estudiantes, a  recrear   los imaginarios sociales de la agresión  y  modelos de  afectividad. Lo significativo de ésta situación reside en  que la expresión simbólica, por si misma, no genera cambios cualitativos en los procesos de interacción y comunicación,  entre los estudiantes,  si no está mediada pedagógicamente con una finalidad ética; sin embargo, esta es la primera condición para iniciar el proceso pedagógico haciendo  consciente  a los estudiantes sobre el imaginario. Con este propósito se seleccionan variables de análisis e interpretación, dependiendo del tipo de representación realizada y el medio de expresión elegido. Las variables relacionadas con la intrasubjetividad  se definen en función del  autocontrol emocional y  manejo de conflicto; y  las relacionadas con la interacción y la comunicación, en función de la autorregulación, la participación, el  territorio simbólico y sentido de pertenencia. Estas variables han sido consideradas las fundamentales en las experiencias de investigación en el aula.


              Este mismo hecho, de expresión del imaginario,  permite comprender que los estudiantes, niños, niñas y jóvenes en general, son portadores de una cultura juvenil cuyas expresiones  es preciso vincular  al proceso pedagógico de educación para la convivencia y la construcción del sentido de ciudadanía. En esta perspectiva es fundamental  la construcción de territorio simbólico para adquirir sentido de pertenencia y la participación en los procesos de construcción de la convivencia misma. Estas cualidades culturales implícitas en los esquemas y modelos de actuación de los estudiantes nos dan los elementos para concebir la convivencia de un modo diferente a simplemente cohexistir con el  otro. Es necesario reconocer  la diferencia en  su cultura y posibilitar la expresión de sus imaginarios para construir sobre   ellos lo deseado eticamente para la convivencia.


              En las experiencias desarrolladas, inicialmente los estudiantes hacen interpretaciones libres de las imágenes, o situaciones  representadas,   en  una de las variadas posibilidades de representación simbólica  contenidas en  sociodramas, fábulas, cuentos, videos, películas, o partir de preguntas de comprensión.  Este  momento didáctico permite identificar el nivel  cognitivo de los estudiantes para interpretar situaciones de conflicto y pre-comprensiones de la convivencia. Algunos estudios de caso muestran la tendencia, de la población estudiantil,  a identificar la acción mas relevante en un conflcto e ignorar otras variables  claves como el territorio simbólico y factores de la subjetividad emocional.  El  segundo momento, en esta primera situación didáctica,    consiste en hacer  el ánalisis e interpretación con variables que le son dadas al estudiante  para profundizar  en el nivel de comprensión e interpretación. Posteriormente se hacen los análisis sobre  el modo de concebir las situaciones, manejos de conflictos y  estrategias utilizadas en las actuaciones sociales implícitas en el esquema del imaginario de actuación social. Este momento didáctico puede generar varios objetivos para el aprendizaje; en lo fundamental se busca que  el estudiante  comprenda que existe un modo de interpretar una situación y unas estrategias que utlizamos para enfrentar conflictos o desarrollar acciones que pueden ser favorables, o desfavorables, para la convivencia pacífica. También este primer proceso fortalece a los estudiantes en las competencias cognitivas para el análisis de situaciones de la  convivencia y fortalecer la inteligencia social.

6.2.2. Contrastación crítica del imaginario mediante conflctos socio cognitivos.


             En la acción  de asimilar  una imagen hay procesos cognitivos inherentes a la imitación producida por las neuronas espejo y contenido simbólico en el modelo de actuación social  que la imagen reproduce.  Asi, en una  imágen de agresión sexual se reproduce  un modelo de comportamiento social y un imaginario de las relaciones “ naturalizadas”, equivalente a percibirlas como “normales”.  La función pedagógica y didáctica es desequilibrar estos esquemas cognitivos y de representación social,  con una didáctica de situaciones de aprendizaje  que desnuden la naturaleza del  imaginario mostrando sus contradicciones y consecuencias para la vida misma de la persona.  El fundamento metodológico de esta didáctica es el conflicto socio cognitivo.

              El conflicto socio cognitivo trasciende al solo confiicto cognitivo   en la medida en que destaca  la interacción social para generar el desarrollo cognitivo mediante la solución de problemas. Este concepto proviene de la psicologia social del desarrollo cognitivo y ha sido formulado  por Gabriel Mugny y Juan Pérez  en el ámbito del conocimiento científico. (Mugny: 1988 )  Desde este ámbito hacemos la transposición didáctica para adecuarlo a las posibilidades de reestructuración cognitiva y simbólica en el contexto de la convivencia.  Desde la perspectiva de la modificabilidad simbólica, el conflicto socio cognitivo lo comprendemos  como la constrastación del modelo de actuación de un sujeto-estudiante  con otros modelos de actuación diferentes y con modelos de actuación hipotéticos, sustentados en una ética ciudadana y los derechos humanos.  En la situación experimental los estudiantes deben  construir y representar  una situación alternativa, a la inicialmente mostrada, en el modo de resolver el conflicto .

             En la  La interacción y comunicación  es preciso  considerar que ésta  se dá entre sujetos que poseen estructuras de percepción semejantes, o diferentes, pero  en todo caso, las interacciones son conflictivas.   Estas percepciones se deben  contrastar  con   otras  que produzcan  el conflicto socio cognitivo  sobre un modo de percibir y actuar. En este sentido se produce un progreso  cognitivo en relación con la convivencia.  De acuerdo con los planteamientos  hechos por Goleman, sobre “La Inteligencia social”, podemos complementar el sentido del desarrollo cognitivo afirmando que se trata de aprender  sobre como funciona  en realidad el mundo social con expresiones de lenguajes no verbales,  enseñando y aprendiendo como mejorar la empatía primaria y aprendiendo a leer las manifestaciones emocionales. (Goleman: 2006)


            De esta manera una pedagogía de la modificabilidad simbólica,  con fundamento en las expresiones simbólicas y lúdicas para educar en la convivencia social, puede generar procesos para fortalecer el equilibrio emocional y la proyección de vida social en los sujetos. Para ello tendremos en cuenta las categorías y principios  de la función lúdica del sujeto como la fantasía, la alteridad, el movimiento, el principio de identidad del Yo, entre otras,    comprendiendo  la función que cumplen  en la formación del Ser humano.

6.2.3 La mediación pedagógica con expresiones simbólicas para reestructurar el  imaginario y  la subjetividad  en la construcción de convivencia ciudadana.



            La posibilidad de modificación simbólica de los esquemas de percepción es una  hipótesis pedagógíca, como efectivamente debe ser  la planeación de toda situación de aprendizaje. La hipótesis pedagógica se  sustenta en los conocimientos aportados por la neurociencia  sobre  las neuronas espejo, los neuromemes y la neuroplasticidad  cerebral,  las relaciones de la imagen con la construcción de subjetividad y la función  de las expresiones simbólicas en el equilibrio  vital a través de la mediación con expresiones lúdico  estéticas.


            6.2.3.1. La generalización como mecanismo cognitivo de la estructuración de esquemas de percepción y actuación.    En los procesos de interacción y comunicación se estructuran esquemas de actuación  a través de procesos de generalización, mediante los cuales se  asimila, se excluye y se valida información. Y mientras esta generalización sea eficaz para el interés personal y satisfaga el Deseo y la  libre voluntad de la persona,  el esquema de percepción y actuación se conserva , hasta tanto, una nueva experiencia lo cuestione Etica y moralmente.  La generalización es un mecanismo de construcción del esquema cognitivo que opera en la vida cotidiana  y constituye, igualmente, un mecanismo cognitivo útil para la reestructuración  de  los esquemas y la modificabilidad simbólica.

             En los contextos educativos   podemos apreciar prácticas cotidianas que validan este enunciado. Allí, donde se ha permitido la llegada tarde a los estudiantes, en nombre del derecho a la educación, sin  que medien normas que obliguen ética y moralmente al cambio de actitud, consignando sólo  un retardo, o una llamada de atención,  sin que afecte   al estudiante en su modo de proceder, la situación se convierte en una regularidad  para todos los estudiantes, generando un esquema de percepción  sobre la disciplina de la institución, desde el cual se predicen situaciones para futuras actuaciones.

            Las experiencias en las instituciones educativas con el consumo del refrigerio escolar, es otro ejemplo, que ilustra este mecanismo de la generalización. Los desechos arrojados en el espacio  de las aulas, o los patios de recreo, se van generalizando paulatinamente como una práctica  que no utiliza los recipientes para depositar la basura  ni se presta atención a los llamados de atención para corregir  el modo de actuación. A diario se observan docentes y directivos llamando la atención a los estudiantes;  éstas  acciones  terminan siendo  el complemento dialéctico y parte del esquema de actuación generalizado de la institución educativa.  Este mecanismo resulta pertinente adoptarlo por vía pedagógica siempre y cuando medie un proceso de reestructuración cognitiva y simbólica.

              Las posibilidades para reconstruir positivamente las tendencias del comportamiento,  tienen apoyo  en los  aportes de la Neurociencia social y la plasticidad del cerebro sustentado en  la construcción de un nuevo sentido Etico ciudadano.  Textualmente, Daniel Goleman, refiriéndose a la Inteligencia Social, expresa que “la novedad más reveladora aquí puede ser que el “cerebro social” representa el único sistema biológico en nuestro cuerpo que continuamente  sintoniza con las personas con las que estamos y  a su vez  se deja influir por el estado interno de esas personas.” (Goleman 2006).

             Las intercaciones sociales  remodelan  nuestro cerebro, por medio de la “neuroplasticidad”. Significa que experiencias repetidas estructuran  la forma,  el tamaño y la cantidad de neuronas y sus conexiones sinápticas. En rigor, ser lastimados, enojados y afectados  emocionalmente, por alguien con quien pasamos mucho tiempo, todos los dias, a lo largo de años puede remoldear nuestro cerebro.

              Estos nuevos descubrimientos revelan que nuestras relaciones  tienen sobre nosotros impactos sutiles pero poderosos y que duran toda una vida. Esta noticia no puede ser buena para aquellos cuyas relaciones tienden a ser negativas. Pero los mismos descubrimientos apuntan tambien hacia posibilidades de reparación, en cualquier momento de nuestra vida, a partir de nuestras relaciones personales.  Asi, la manera en que nos relacionamos con los demás tiene una importancia inimaginable. ( Goleman, 2006: 18)

            6.2.3.2. Las Expresiones simbólicas y la construcción de subjetividad. Utilizamos  el término expresiones simbólicas, para referirnos a las expresiones  lúdico- artísticas como la música, la danza, el teatro, la pintura y el dibujo y  actividades de “agresion ritualizada” en las diferentes formas de competencias    y, en  general, a toda forma de expresión simbólica  que implique la manifestación emocional  de las personas.


            Las expresiones  simbólicas,  de carácter lúdico-  artísticas,  además del contenido cognitivo,  son fenómenos expresivos sustentados en un “sentido de vida”, de acuerdo con la caractrización hecha por  Cassirer en su estudio de las formas simbólicas y referidas  al mito, el arte, la religión y el lenguaje ( Cassirer: 1998 ). Desde  las dinámicas  de la vida interior y emocional del sujeto, las formas de expresión simbólicas y lúdicas,  involucran la producción de Imágen y construcción de Subjetividad teniendo por ley  fundamental la metáfora.  En este sentido,  el juego no es  lúdico porque sea juego sino porque constituye una expresión simbólica de la emocionalidad del  sujeto, mediante la cual,  el YO satisface necesidades  vitales del Deseo; por tanto,  la lúdica es superior al juego.  La  dinámica, de relación de la  imágen con la  subjetividad, según Damasio (2006: 27) incluye  aspectos de la estructura y funcionamiento del cuerpo, incluido un repertorio de movimientos que se pueden realizar con su totalidad o con sus diversas partes. Asi mismo, incluye rasgos que definen la identidad y afinidad con ciertas personas, actividades,  lugares y  patrones característicos de respuestas motoras y sensoriales.


            La posibilidad de la educabilidad para la convivencia y el sentido de ciudadanía reside en la naturaleza misma de las expresiones simbólicas - lúdico estéticas. El juego es la manifestación primaría  de la expresión simbólica del ser humano y  constituye la condición natural  de apropiación de la cultura en la infancia. En este sentido la expresión lúdica y simbólica es un factor de aprendizaje y educabilidad y en esto consiste su valor pedagógico.  El desarrollo posterior de la imaginación simbólica, en las diferentes formas de la experiencia estética,  cumple la misma función en niveles  del desarrollo cognitivo y simbólico mas complejos expresados  en  formas artísticas:  musica, pintura, dibujo, danza, teatro,  competencias deportivas y  atléticas, entre  otras formas de rituales sagrados y festivos.


             La profundización en el conocimiento de la función simbólica y lúdica nos lleva a comprender sus manifestaciones   en dos formas de expresión fundamentales; una como experiencia estética, propiamente dicha,  y otra como  agresión ritualizada, nediante la cual se  confrontan  los individuos en competencias y juegos ( Diaz M Héctor A: 2008). De esta forma de expresión  es significativo el hecho referenciado por Arnold Hausser,   en el contexto  de la historia socio cultural  en   la antigüedad Griega, sobre  la transformación  de la confrontación en la guerra por la confrontación en la competencia deportiva en tiempos de paz.  “Cuando las armas descansan, la ocupacion noble y honrosa  es la competición deportiva” ( Hauser: 1982) Este acontecimiento nos da la dimensión de la condición  natural de la subjetividad en el ser humano en el ámbito de la convivencia y el sentido de la agresión ritualizada. Significa que el conflicto es inherente  en la interacción social pero el sentido de la confrontación puede ser  transformado simbólicamente para garantizar la convivencia pacífica.


             Las experiencias de investigación y las prácticas educativas con expresiones lúdicas, en diferentes contextos, nos muestran  esta   posibilidad para   educar en la emocionalidad y la afectividad, en la medida en que los conflictos emociales de niños  y niñas se puedan orientar para ser expresados simbólicamente. Una variante importante  de los conflictos escolares es la transferencia de los conflictos emocionales, o la agresión,  hacía   otras   personas; entre estudiantes y docentes- estudiantes,  o  en el vandalismo  con los objetos y bienes públicos. Transferir estas emociones al plano de las expresiones simbólicas contribuye a la equilibración vital.


            Las actividades con expresiones simbólicas  desarrollan, a su vez, la imaginación simbólica como fundamento para la  construcción y desarrollo de subjetividad en el plano de la construcción de la eticidad  y   esteticidad  de los sujetos en edad escolar. La imaginación simbólica se manifiesta primariamente como juego y evoluciona como experiencia estética a lo largo del desarrollo infantil y adolescente en diferentes formas de expresiónes lúdicas, en las cuales se contienen elementos de la moralidad y la construcción estética del sujeto. Posibilitar estas expresiones orientadas bajo una Etica ciudadana  víncula la cultura adquirida por los estudiantes al desarrollo cualitativo de la subjetividad.


             La interpretación de una  función  simbólica y lúdica del sujeto  nos  ha conducido a  identificar  categorías  de conocimiento del fenómeno  lúdico,  en el plano epistemológico - hermenéutico y ontológico, para  hacer posible la mediacion pedagógica con sentidos especificos en  la educabilidad del sujeto. La  Fantasía o ficción; Ritual,  Movimiento, Reglas de juego, alteridad , equilibración vital; Identidad  y autorreconocimiento  del Yo, son conceptos  y principios  que hacen posible comprender y explicar el fenómeno lúdico y simbólico, trascendiendo el plano del activismo pedagógico, orientando  la mediación didáctica  con un determinado sentido y finalidad pedagógica.


             Cada categoría posibilita potenciar un determinado sentido y proceso cognitivo. Asi, por ejemplo, la fantasía contenida en una fábula, o una narracion literaria, estimula procesos simbólicos y cognitivos diferentes a una representación dramática, en donde el cuerpo interviene generando otros procesos espacio temporales diferentes a los contenidos en la naracción literaria.


             La fantasía es   la facultad fundamental de la imaginación simbólica   con la cual el sujeto  se  proyecta a otros horizontes, a un “mas allá” de la realidad inmediata,  a “mundos posibles”, donde el  sentido de la libertad puede expresarse sin rendir cuentas a la conciencia sobre la verdad de sus actos. La fantasía  es un modo de percibir  simbolicamente la realidad desde un  sentido de vida del sujeto  y es la  esencia de la experiencia estética,  mediante la cual se   expresa la  emocionalidad, se alcanza la equilibración vital y  se dota de significado a las cosas y situaciones de las acciones humanas. 


             Desde   ésta  perspectiva, podemos comprender  el auge en  la cultura contemporánea de formas simbólicas y   lúdicas  en las cuales se  encarna lo imaginario como el cine, la literatura y la iconografía de la cultura de masas. Sostiene Carretero Pasín, que éste “auge puede ser interpretado como una demanda antropológico-cultural por reintroducir la fantasía y el ensueño en una inerme vida cotidiana, por reencantar, en suma, la realidad. En ellas, la imaginación busca trascender lo real por medio de la ficción, edifica realidades alternativas que desafían la identificación de lo posible con lo dado. La cultura contemporánea testimonia un abanico de espacios sociales que nutren el irrefrenable anhelo de una imaginación que ansía substraerse a la coerción del espacio y el tiempo cotidianos.” (2002)


             El Ritual.  Es esencial a la expresion simbólica en la medida en que constituye un acto de evocación temporal en la emocionalidad del sujeto. En la  realización de  las experiencias de investigación  pedagógicas  el sentido del ritual se  experimentó  a través de algunas dinámicas constatando  el efecto del símbolo en la emocionalidad. En una experiencia específica con  estudiantes, representando en una flor a un ser en sus afectos, con quien habían tenido experiencias emocionales negativas, se vieron sensiblemente conmocionados con sus recuerdos dándose  casos de llantos al evocar las situaciones. En este sentido, la mediación pedagógica, mediante procesos didácticos de metacognicón y hermenéutica, posibilita  alcanzar  el autoconocimeinto de las emociones y  la  relación con el comportamiento del sujeto haciendo conciencia de las implicaciones en el desarrollo de la vida.


             Toda expresión lúdico – simbólica adquiere realización plena como ritual, como acto evocador y, por lo tanto, es esencialmente colectivo y constructor de convivencia. Lo que hay de ritual en la expresión simbólica y  lúdica es la posibilidad para construir convivencia. La fiesta, por ejemplo, convoca a las comunidades en encuentros de la sociabilidad y, en este sentido, ofrece la posibilidad para educar en la convivencia, sin desconocer su naturaleza conflictiva, debido a la tendencia agresora del ser humano;  siempre  manifestándose de diferentes maneras,  incluso en la actividad  lúdica. El hecho de compartir en una fiesta o en un juego, no evita la manifestación de la agresión en sí misma, por fuera de la acción simbólica. En este sentido, la pedagogía de la modificabilidad simbólica se  orienta  hacía  la educación de las  manifestaciones emocionales a partir de la expresión simbólica.


             La alteridad. El concepto de alteridad ( del latin alter ego; ser otro) referencia la acción del sujeto como una descentración de lo  necesario de la vida para ejercer la libertad y encontrar un sentido de identidad y autorreconocimiento.  Es un hecho probado, psicológica y sociológicamente, la adopción y manifestación de diferentes personalidades del yo, manifestado en  el juego de roles de los individuos en la sociedad, dependiendo de los contextos y situaciones experimentadas o a experimentar. Son las máscaras de la vida representadas por el arte en las caracterizaciones críticas del ser humano. Es la imágen de la apariencia, la hipocresía, la simulación, los comportamientos obligados por los códigos morales y las normas, establecidos socialmente.


             La alteridad se produce en estrecha relacióna con el movimiento simbólico porque constituye una acción de transformación del Ser al No- Ser y viceversa. Es inherente en la expresión dramática, la fiesta, el carnaval, el ritual religioso, en general en todas las manifestaciones simbólicas del ser humano y es un principio fundamental para la modificabilidad simbólica.


             Bajo el principio de alteridad hemos podido comprender la expresión lúdica y simbólica del sujeto para enfrentar el conflicto con la existencia fantaseando, construyendo espacios y tiempos alternos a la realidad material y así satisfacer el  Deseo y actuar de otra manera en la vida.


             El ejercicio de alteridad, mediante el juego de roles, da la posibilidad de experimentar otras dimensiones de la personalidad de cada uno. La experiencia a vivenciar dependerá del propósito pedagógico: el manejo del conflicto, el respeto y el reconocimiento del otro, la conciencia del ser ciudadano, el respeto por lo público, etc. Mediante la alteridad son  posibles la reflexión intrasubjetiva con  la intención  de modificar un simbolismo preestablecido culturalmente.


               Movimiento, interacción y comunicación. En la actividades con expresiones  lúdicas  se contienen procesos de interacción, comunicación y normas. La interacción y la comunicación, potencialmente, es la primera manifestación de posibilidad real para incidir en la convivencia mediante el reconocimiento del otro. En el juego, en cualquiera de sus manifestaciones y edades, se da una situación significativa en relación con el reconocimiento del otro en condiciones de igualdad , puesto que  en la interacción lúdica desaparecen   simbólicamente la desigualdad social o las diferencias de rango y  cada actor se encuentra en las mismas condiciones.


             En una partida de ajedrez, por ejemplo, los actores son jugadores en igualdad de condiciones y gana quien desarrolle la mejor estrategia. Este sentido de la libertad puesta en el juego es la analogía con el espíritu de la democracia. Esto es posible en el plano de lo simbólico y es la expresión de libertad de la imaginación simbólica para construir mundos imaginarios diferentes a la realidad; en muchos otros sentidos, por ejemplo, la expresión dramática y la poética, en general, son la posibilidad de expresar  críticamente  el deseo represado  por las circunstancias sociales, mediante la expresión y representación simbólica y estética, equilibrando en la ficción los efectos del desequilibrio social en la psiquis del sujeto.


             El movimiento en la acción simbólica produce efectos sobre la sensibilidad y las emociones. En el ser humano  el movimiento adquiere significado  en cuanto el sujeto proyecta en él un sentido de vida  especial y evoca alguna situación con la cual encuentra identidad o pertenencia. La evidencia es manifiesta cuando se  participa directamente  en  cualquier tipo de práctica estética o competitiva,  desde una actividad  como dibujar, pintar, danzar  o   actuar  hasta la  participación  en una actividad deportiva.  Cada forma de expresión es una posibilidad concreta de equilibración emocional. Pero aún  mas significativo y simbólico es el efecto producido por la percepción del movimiento en la sensibilidad. En el caso del  espectáculo del fútbol, por ejemplo, la confrontación activa la emocionalidad y con  el trámite del partido  se desborda la pasión del espectador  con el efecto consecuente de la equilibración  emocional y vital del sujeto. 


             Una referencia a   Gadamer, en la actualidad de lo Bello,  sobre la relación del movimeinto en la experiencia estética y el arte  nos  apoya  en este mismo sentido:   “Basta   con mirar al público  en un partido de tenis por televisión, o en un partido de futbol,  es pura contorsión de cuellos y desplazamiento de la mirada siguiendo la trayectoria de la bola. El espectador no es un simple observador contemplando el movimiento que ocurre ante él, es un sujeto participando  en el juego”  (Gadamer: 1991;77-80).  Es el efecto simbólico en la neuronas espejo.

               Las normas y reglas de juego. Integralmente, con la interacción y el ritual, las normas y reglas de juego son  otro referente para educar en función de la convivencia y la ciudadanía y construir la cultura escolar correspondiente. Es posible tomar conciencia sobre la importancia de la norma a partir del juego y la expresión lúdica en general, experimentando las consecuencias y ventajas de ellas en la regulación del comportamiento y, sobre todo, construyendo el significado y su sentido en la vida misma. La norma debe adquirir sentido en el sujeto y a través de la acción simbólica esto es posible; así lo muestran las experiencias desarrolladas en el aula. En el plano de lo estrictamente estético, las reglas de juego cumplen una función específica, relacionada con la armonía, los ritmos, etc. Desde el punto de vista de la realización del juego propiamente dicho, la norma lo hace posible y el cumplimiento estricto de ella es una condición necesaria. La  autorreflexión mediante experiencias, modificando las normas de un juego y transferida al plano de la convivencia, hace comprensible su significado en el mantenimiento de un orden social determinado. Muchas de las experiencias desarrolladas muestran situaciones en el cambio del comportamiento de los estudiantes, con la conservación y el cuidado del espacio público.


             En la  estructuración de la expresión simbólica para realizarla en una forma de acción, o de práctica social,   en las reglas o  normas  se  distinguen dos funciones principales. La primera, en cuanto hace posible el juego  y  la  interacción  entre los sujetos en relación con  la forma lúdico estética o recreativa  en particular; la segunda en relación con la experiencia estética implícita en toda forma de expresión lúdica, por cuanto el orden evocado tiende  a crear ritmo  y armonía  y  con ello  a insinuarse   la belleza. Huizinga [1954: 23]. sostiene  en el Homo Ludens  que  el juego propende, en cierta medida a ser bello. El factor estético es, acaso, idéntico al impulso de crear una forma ordenada que anima al juego en todas sus figuras: las palabras con que solemos designar los elementos del juego, corresponden, en su mayor parte, al dominio estético. Son palabras con las que también tratamos de designar los efectos de la belleza: tensión, equilibrio, oscilación, contraste, variación, traba y liberación, desenlace. 


             Por analogía con las prácticas de carácter socio cultural encontramos  en las  expresiones simbólicas y  lúdicas, constituidas en prácticas  socio culturales, una relación de las normas con el ritual. Todas las prácticas lúdicas al establecer  un orden se asemejan a ciertas características comunes a todos los rituales. Estos son, en principio, eventos organizados, tanto de personas como de elementos culturales; tienen un principio y un fin y no excluyen la posibilidad de la improvisación y el caos. El orden (en los rituales) constituye muchas veces el modo dominante y puede llegar a ser exageradamente preciso” [Díaz Cruz: 1998]. Estas son características compartidas por las expresiones  lúdicas en general y la razón radica en que ellas son formas de rituales.


             El principio  de identidad y autorreconocimiento del yo.  ¿En qué sentido comprender  este principio  de identidad? Existe una condición en todo juego : cuando un sujeto  se confronta  con otro la tendencia natural del sujeto   es alcanzar el triunfo sin mediación de   la compasión. Es el sentir del Yo expresando el sentido de reconocimiento. Ningún individuo, en condiciones normales, está dispuesto a dejarse ganar ¡si está jugando en serio!, a menos que  experimente con el otro un sentimiento diferente a competir.


              Cada expresión simbólica y  lúdica: música, danza, poesía, etc, tiene un origen diferente en las estructurmas neurológicas del cerebro, según puede interpretarse de los estudios de la neurociencia de la imágen, ya sean éstas  acústicas, auditivas, visuales, motoras, sonoras, etc.  La música, por ejemplo,  tiene que ver con  el sonido y la acústica, mientras que la pintura se relaciona con las imágenes del mundo;  pero todas  tienen en común una conexión  con la emocionalidad  y la expresión simbólica.  De tal modo, la  base común de una función simbólica y  lúdica originaria es la  expresión simbólica de la emocionalidad, con la cual conectan, desde diferentes regiones del cerebro, los procesamientos neuronales e imágenes de cada forma de expresión, en múltiples formas y acciones, dotadas de sentido de vida y de significado  por la relación con la conciencia.  De  esta relación de la emocionalidad con la conciencia y la cultura, surge la representación simbólica sobre la vida subjetiva y su dinámica interior. De  aquí se comprende que la función de esta expresión simbólica y el sentido que tiene  para el Yo sea la búsqueda de reconocimiento e identidad  presente en todas las formas de expresión de la experiencia estética del ser humano.


               Este sentido de autorreconocimiento del Yo, generalizado  en toda forma de competencia y expresión simbólica y  ludica  en todas sus modalidades,  lo definimos como “principio de identidad” y se  manifiesta de diferentes maneras, como afirmación del ser. Cuando el sujeto se expresa simbólicamente encuentra la identidad a través de lo evocado por el símbolo y  ese sentimiento  es propiamente  la Identidad del Yo,  lo cual equivale a decir que satisface su ego o el Deseo y, al hacerlo,  encuentra la  equilibración emocional.


            Algunos ejemplos nos permiten ilustrar este principio. Quien  es atleta y convierte esta práctica en su proyecto de vida, la intencionalidad inicial   es la búsqueda de un reconocimiento a través de los triunfos.  Y es apenas comprensible que ahí encuentre un medio de superación personal y de posible subsistencia. En   La música  podemos  apreciar  su  función simbólica; en términos  generales, evoca un recuerdo, crea una disposición especial del  estado ánimo. Aquí el sentido de identidad del Yo se da en la necesidad de satisfacer un estado emocional. En  La identificación con una obra de arte, tenemos otra  muestra de un principio de identidad y autoreconocimiento. Aquí un significado o un sentido  se expresa desde la subjetividad del individuo  y se identifica con lo simbólicamente  representado.


               El principio de identidad  nos dá la dimensión, en última instancia, de la expresión  simbólica y lúdica, sin  reducirla a la  emocionalidad pura revestida de sentimentalismo, o un  puro emocionalismo  a ultranza, como sucedería también con   el arte. El carácter simbólico expresa un contenido inconsciente del sujeto relacionado con alguna circunstancia de su vida y de  trascendencia de  la existencia efímera.


             La   función  equilibrante y  proyectiva de las expresiones simbólicas y  ludicas o Equilibracion vital Esta  función de equilibración vital,  comprendida en su manifestacion emocional  como superación de la angustia existencial  dotando a  la vida de  sentido y significado , presente  en la vida personal y colectiva,  es  sustentable en la cultura misma. En todos  los tiempos las expresiones simbólicas, constituidas en  prácticas  socio- culturales-  de acuerdo con el significado   dado por    Antony Guidens (1995)  a este concepto sociológico,  como   acciones contenidas  de una racionalidad ideológica – cultural, en un Espacio – tiempo determinado, han estado presente en los grandes acontecimientos del ser humano.   Esta condición histórica permite atribuirle un profundo sentido en la  vida  transfiriendo  al plano de la fantasía   los problemas de la existencia misma. Este es el sentido de la esteticidad y  el eufemismo caracteristicos de la expresión de  la imaginación simbólica.


             Comprender la  expresión lúdica en su dimensión simbólica  es remitirse, en primer lugar,  al inconsciente  en tanto  todo símbolo  es siempre su expresión. En  la interpretación del símbolo existen varios enfoques teóricos [Freud, Jung,  Cassirer, otros ] las cuales, a su vez,  expresan  las tendencias de manifestación del inconsciente y la  imaginación  simbólica del ser humano en relación  con el conflicto fundamental  de la existencia efímera y la Nada del Ser; pues el ser humano es un constante construirse de La Nada a la realización por Ser y, por tanto,  sumergido en los conflictos  subyecentes de este proceso de construcción de vida.


             Desde la concepción Freudiana,  en el  símbolo se manifiesta  lo reprimido , una especie de  pasado muerto. La función del símbolo freudiano  restablece  el equilibrio  turbado a través de la  doble función de conducir fantásticamente la pulsión  y de ocultarla  al mismo tiempo. Desde esta perspectiva  en la  expresión  simbólica y lúdica encontramos una función de equilibración, pero no necesariamente toda  expresión lúdica constituye una  manifestación de una pulsión reprimida, aunque esta pueda constituir una tendencia muy importante en muchos de los juegos de niños y adolescentes   en  actividades lúdico –recreativas  como el deporte y toda forma de competencias, en las cuales se manifiestan explícitamente la psicoafectividad y  sexualidad.


            Aunque  es  conveniente  tener en cuenta  la individualidad  psíquica de cada sujeto, cuyas emociones  y conflictos es preciso conocerlos  en su especificidad, no se trata de hacer  estudios clínicos a partir de la  acción simbólica y  lúdica, sino  comprender las condiciones subyacentes que pueden ser encausadas  pedagógicamente para la educabilidad de Ser. Desde esta perspectiva el sujeto equilibra y satisface el  desequilibrio psíquico y  emocional causado por la existencia misma.  Aquí  la función simbólica y  ludica,  es una especie de  regulador generador de estabilidad  y autorregulación emocional.


             Desde la concepción de  Jung, en el símbolo  se expresa lo que aún no es,  Lo posible,   una especie de futuro y motor de desarrollo. “Frente al inconsciente que desea hay un inconsciente “que proyecta” (Trevi: 1996: 20). Esta condición nos posibilitaría  distinguir  una función lúdica proyectiva. [Predominantemente en la etapa de la infancia, pero no exclusivamente] de una función lúdica  equilibrante  [predominantemente en el adulto, pero exclusivamente] y  dialécticamente interrelacionadas;  pues en  la  concepción de Jung,  el símbolo suscita  una tensión en vez de anularla  y propulsa un equilibrio  constantemente  mas allá de él. En este sentido el símbolo es transformador. En el ejemplo del niño  jugando a ser   médico, o  representando  cualquier otra profesión u oficio, se puede  apreciar con claridad este  sentido del símbolo Junguiano.

             En esta perspectiva del inconsciente “que proyecta”, la percepción de la  muerte adquiere un nuevo sentido y en el  símbolo  lúdico se   construye vida. La percepción de la muerte   asumida simbólicamente  también es proyección y no se reduce  solamente a ser manifestación de una pulsión y en este sentido el símbolo es transformador y generador de algo nuevo. Este postulado aparentemente puede aparecer como  una especulación  teórica  y menos  un presupuesto de realidad  del inconsciente, sino  fuera porque  este sentido constructor  del sentido de  la muerte  lo podemos identificar  en el ritual sagrado  esencialmente lúdico. La búsqueda de una trascendencia  más allá de  la vida efímera  da tranquilidad y equilibra    el efecto  de la angustia. El acto epifánico, en cada momento renueva la intención de  una vida trascendente y es el mismo  efecto  del amor. Una vez construido este sentimiento , en  él se encuentra el medio para  transportar  otro sentido de vida, el  de la libertad,  al plano de lo simbólico,, cuando en la inmediatez de lo  cotidiano, la adversidad y el  condicionamiento social  esclavizan la voluntad  y   enajenan  la posibilidad de realización del Ser en su Yo. De tal modo   el ritual, de  alguna manera, exorciza el temor  producido por   la angustia y en esto  se  afirma la vida misma.


            Es preciso distinguir el ritual lúdico de otras formas rituales para evitar el equívoco en la interpretación  y ser comprendido en función del símbolo lúdico.  La fiesta, el carnaval, son grandes rituales  exorcizantes de   la percepción de la  muerte  atribuyéndole vida. ¡Quien no ha presenciado los esqueletos bailando en los carnavales!. La imagen de la muerte se vuelve símbolo de alegría!


             La  primera manifestación del juego referenciada por Winnicot  (1971) en el período del destete, es  una interpretación adecuada a esta idea del símbolo lúdico  y la función de equilibración en su nacimiento y el inicio de la construcción del Yo. Sostiene este autor que  en esta etapa se producen los juegos detransición que cumplen la función del reconocimiento del otro y afirmación del Yo, puesto que el niño, hasta este momento,  asume a su madre como parte del él. Producido el destete, el juguete, u objeto lúdico, llevado a la boca, se convierte en e l símbolo  del  seno materno con lo cual equilibra la pérdida y reconoce a la madre como ser independiente de él,  a la vez que  se reconoce en su Yo. Es una clara manifestación del conflicto entre la percepción de  vida y la percepción de muerte en donde la pérdida proyecta vida y el juego equilibra emocionalmente.


             Pero detrás del ejemplo sencillo se oculta  el desarrollo mismo de la civilización y la creatividad humana. Y esto es comprensible porque el símbolo no es exclusivamente expresión de una represión sexual sino además, visto desde la filosofía de las formas simbólicas de   Ernst Casirer  (1923-1998) es construcción de sentido, es decir, de cultura, de horizontes de vida. Y son estas proyecciones puestas en los rituales religiosos y  de otro tipo como  las grandes fiestas y  los grandes encuentros  de las comunidades, las fuerzas constructoras de la  sociedad y  la convivencia. En este sentido las prácticas lúdico estéticas  [música, danza, teatro, pintura, poética, etc.) y de agresión ritualizada  (deportes, competencias, etc)  encuentran en esta interpretación del símbolo una fiel expresión  como   formas  simbólicas que anticipan  lo todavía- no vivido-, modos de vivir; en términos de Mario Trevi (1996) “lo transcendente en su inmanencia.” Bajo ésta perspectiva,  la expresión lúdica  aparece como transgresor  simbólico y condición de la creatividad, pues  es el espíritu innovador,  en todas las formas   de expresión de la juventud. Este es el hecho no comprendido por la escuela tradicional,  aún inmersa en relaciones de autoridad inflexible e invidente  frente a los nuevos modos de expresión cultural de las nuevas generaciones y la convivencia.

Esquema de la secuenciación didáctica en la Modificabilidad Simbólica

Momentos  pedagógicos
Acciones didácticas de modificabilidad simbólica
Aplicación  y estartegias de aprendizaje.
Reflexión metacognitiva y hermeneútica del imaginario
·      Identificar imaginarios  socioculturales a traves de expresiones  simbólicas y lúdicas.
A partir de videos que representen conflictos
Estudios de caso
A partir de formas de expresiones simbólicas ( fábulas, poesías, cuentos, dramatizados, otras)
·      Interpretar situaciones de conflicto y percepciones de la convivencia
A travé de una guia u otro recurso didáctico equivalente
·      Análisis e interpretacion de variables de la convivencia ( interacción y comunicación, territorio simbólico, autoregulación social, autocontrol emocional)
A través de una guía o taller específco para la variable (s) a trabajar.
·      Análisis sobre el modo de concebir las situaciones, el manejo del conflicto y las estrategias de actuación social implícitas en el  imaginario.
Debates y grupos de discusion para socilizar percepciones diversas.
Constrastacion critica del imaginario mediante el conflicto socio cognitivo
·      Constrastar  con otros modos de resolver los conflictos
·      Representar   situaciónes  alternativas  en  el modo de resolver el conflicto.
A través de  expresiones simbólicas y actuaciones en grupo que posibiliten la interacción y comunicación simbólica.  Ejemplo: un sociodrama que represente  la alternativa al conflicto.
Mediacion pedagógica con expresiones simbólico estéticas para reetructurar la imagen y la subjetividad
·      Equilibracion emocional y proyecto de vida a partir de los principos de la expresion simbólica (fantasia, alteridad, movimiento, identidad)
Expresiones corporales y de lenguajes   ludico - simbolicos  desde la didáctica misma del teatro, la danza, la música, la plástica, el cine entre otras.
·      La generalizacion como mecanismo cognitivo
Elaboración de esquemas, mapas o redes de estructura conceptual.
·      Construccion de la ética ciudadana desde la empatia y la educabilidad del afecto.
Construcción de nuevas situaciones para resolver el conflicto con aplicación de la reestructuracion cognitiva y la modificabilidda simbólica.
·      Expresiones simbólicas  y reconstruccion de subjetividad a partir de la metáfora.
Expresiones  lúdico estéticas desde la danza, el teatro, la música, la plastica, el cine, expresión corporal. Que ermitan fortalcer los procesos de comunicación e interacción
·      Equilibracion vital
Actividades  como lunadas, fogatas, compartir, convivencias,  salidas de campo u otras que  permitan  la interacción social y el equilibrio  emocional de los estudiantes a nivel individual y colectivo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario