Capitulo 6 del libro Pedagogía en expresión simbólica.Cooperativa Editorial Magisterio. Bogotá 2013.
A
los esquemas de percepción y actuación le son inherentes dos componentes del comportamiento social de
los sujetos; la emocionalidad, como afluencia de procesos intrasubjetivos que
se expresan simbólicamente en los modelos de actuación social y
como experiencia estética y agresión ritualizada; y los
procesos cognitivos, que se contienen en la interacción y comunicación social,
expresados en las estrategias que cada persona despliega para su
actuación y manejo de conflictos.
Un esquema de
percepción es cognitivo,
en tanto, activa circuitos neuronales,
estructuras espacio – temporales y procesan información con operaciones
lógicas como comparaciones, jerarquizaciones, clasificaciones, entre
otras, asociadas a la construcción de
sentidos y significados, en cada nueva
representación de una situación y la actuación correspondiente. A su vez, éstas
actuaciones contienen una intencionalidad, y por lo tanto, una
carga semántica, dotándola del
carácter simbólico y la conexión con el
contexto cultural; de esta manera se configura
en un modelo de actuación social. Un mensaje escrito en las paredes de
un baño denigrando de alguna persona es un modelo de actuación simbólico con la
intencionalidad de excluir socialmente,
o exponer públicamente la persona a la
censura social.
A la estructura de percepción y actuación social
le es inherente un nivel de desarrollo cognitivo condicionante de la capacidad de percepción e
interpretación de situaciones en un
conflicto que se corresponde con el desarrollo moral . Generalmente, los estudiantes tienden a percibir lo mas significativo
de una acción en el agente inmediato que
lo genera y desconocen aspectos
relacionados con la territorialidad, los intereses o la emocionalidad. Por ejemplo, en un
estudio de caso, con grupos de estudiantes de educación media, en el análisis de un video sobre
una metáfora que representaba un conflicto entre vecinos por tener la pertenencia de una
flor nacida en un territorio común, se
manifestó una tendencia mayoritaria
en la interpretación del origen del conflcto, atribuyéndolo a la flor y
muy pocos a alguna manifestación subjetiva de los personajes. De la
misma manera que en la interpretación del conflicto escolar, desde el esquema
de percepción del docente, se identifica
fundamentalmente la actuación.
Este modo de percibir se explica porque,
siendo la estructura cognitiva un paradigma, la percepción selecciona la
información desde el sentido en que está constituido el esquema cognitivo y
excluye los datos que se encuentran por fuera de él. Este nivel de desarrollo
cognitivo necesariamente debe ser fortalecido
mediante los procesos didácticos, atendiendo a las condiciones
específicas de los contextos en
correspondencia con los niveles de escolaridad de los estudiantes.
La activación de las
redes neuronales se produce, simultáneamente,
en conexión con circuitos culturales y sistemas simbólicos dados en
contexto. (Bartra: 2007 ). En este
sentido los dos elementos, cognitivos y
simbólicos, son indisolubles e interdependientes y están presentes en todos los procesos fundamentales de la interacción, la comunicación y las actuaciones en los conflictos. En función
de éstos procesos se establecen los fundamentos metodológicos para la
secuenciación didáctica y la derivación de las estrategias pertinentes a
la modificabilidad simbólica.
6.2
SECUENCIACIÓN DIDÁCTICA Y ESTRATEGIAS DE MODIFICABILIDAD SIMBÓLICA.
La secuenciación diáctica del proceso de
enseñanza –aprendizaje para la convivencia a partir del fundamento epistemológico
sustentado en la modificabilidad simbólica, se desarrolla en tres momentos
fundamentales: 1. Identificación y Reflexión Metacognitiva y hermenéutica del
imaginario. 2. Contrastación crítica del imaginario mediante el conflcto socio
cognitivo y 3. La mediación pedagógica con expresiones simbólico estéticas para reestructurar la imágen y la la subjetividad.
6.2.1
Reflexión metacognitiva y hermenéutica del imaginario.
Las experiencias de
investigación en el aula con expresiones simbólicas ( teatro, danza, musica,
danza, pintura, video) ponen de
manifiesto la tendencia inmediata, en
los estudiantes, a recrear los imaginarios sociales de la agresión y
modelos de afectividad. Lo
significativo de ésta situación reside en
que la expresión simbólica, por si misma, no genera cambios cualitativos
en los procesos de interacción y comunicación,
entre los estudiantes, si no está
mediada pedagógicamente con una finalidad ética; sin embargo, esta es la
primera condición para iniciar el proceso pedagógico haciendo consciente
a los estudiantes sobre el imaginario. Con este propósito se seleccionan
variables de análisis e interpretación, dependiendo del tipo de representación
realizada y el medio de expresión elegido. Las variables relacionadas con la
intrasubjetividad se definen en función
del autocontrol emocional y manejo de conflicto; y las relacionadas con la interacción y la
comunicación, en función de la autorregulación, la participación, el territorio simbólico y sentido de
pertenencia. Estas variables han sido consideradas las fundamentales en las
experiencias de investigación en el aula.
Este mismo hecho, de
expresión del imaginario, permite
comprender que los estudiantes, niños, niñas y jóvenes en general, son
portadores de una cultura juvenil cuyas expresiones es preciso vincular al proceso pedagógico de educación para la
convivencia y la construcción del sentido de ciudadanía. En esta perspectiva es
fundamental la construcción de
territorio simbólico para adquirir sentido de pertenencia y la participación en
los procesos de construcción de la convivencia misma. Estas cualidades
culturales implícitas en los esquemas y modelos de actuación de los estudiantes
nos dan los elementos para concebir la convivencia de un modo diferente a
simplemente cohexistir con el otro. Es
necesario reconocer la diferencia
en su cultura y posibilitar la expresión
de sus imaginarios para construir sobre
ellos lo deseado eticamente para la convivencia.
En las experiencias desarrolladas,
inicialmente los estudiantes hacen interpretaciones libres de las imágenes, o
situaciones representadas, en
una de las variadas posibilidades de representación simbólica contenidas en
sociodramas, fábulas, cuentos, videos, películas, o partir de preguntas
de comprensión. Este momento didáctico permite identificar el
nivel cognitivo de los estudiantes para
interpretar situaciones de conflicto y pre-comprensiones de la convivencia.
Algunos estudios de caso muestran la tendencia, de la población estudiantil, a identificar la acción mas relevante en un
conflcto e ignorar otras variables
claves como el territorio simbólico y factores de la subjetividad
emocional. El segundo momento, en esta primera situación
didáctica, consiste en hacer el ánalisis e interpretación con variables
que le son dadas al estudiante para
profundizar en el nivel de comprensión e
interpretación. Posteriormente se hacen los análisis sobre el modo de concebir las situaciones, manejos
de conflictos y estrategias utilizadas
en las actuaciones sociales implícitas en el esquema del imaginario de
actuación social. Este momento didáctico puede generar varios objetivos para el
aprendizaje; en lo fundamental se busca que
el estudiante comprenda que
existe un modo de interpretar una situación y unas estrategias que utlizamos
para enfrentar conflictos o desarrollar acciones que pueden ser favorables, o
desfavorables, para la convivencia pacífica. También este primer proceso
fortalece a los estudiantes en las competencias cognitivas para el análisis de
situaciones de la convivencia y fortalecer
la inteligencia social.
6.2.2. Contrastación crítica del
imaginario mediante conflctos socio cognitivos.
En la acción de asimilar
una imagen hay procesos cognitivos inherentes a la imitación producida
por las neuronas espejo y contenido simbólico en el modelo de actuación
social que la imagen reproduce. Asi, en una
imágen de agresión sexual se reproduce
un modelo de comportamiento social y un imaginario de las relaciones “
naturalizadas”, equivalente a percibirlas como “normales”. La función pedagógica y didáctica es
desequilibrar estos esquemas cognitivos y de representación social, con una didáctica de situaciones de
aprendizaje que desnuden la naturaleza
del imaginario mostrando sus
contradicciones y consecuencias para la vida misma de la persona. El fundamento metodológico de esta didáctica
es el conflicto socio cognitivo.
El conflicto socio cognitivo
trasciende al solo confiicto cognitivo
en la medida en que destaca la
interacción social para generar el desarrollo cognitivo mediante la solución de
problemas. Este concepto proviene de la psicologia social del desarrollo
cognitivo y ha sido formulado por
Gabriel Mugny y Juan Pérez en el ámbito del conocimiento científico.
(Mugny: 1988 ) Desde este ámbito hacemos
la transposición didáctica para adecuarlo a las posibilidades de
reestructuración cognitiva y simbólica en el contexto de la convivencia. Desde la perspectiva de la modificabilidad
simbólica, el conflicto socio cognitivo lo comprendemos como la constrastación del modelo de
actuación de un sujeto-estudiante con
otros modelos de actuación diferentes y con modelos de actuación hipotéticos,
sustentados en una ética ciudadana y los derechos humanos. En la situación experimental los estudiantes
deben construir y representar una situación alternativa, a la inicialmente
mostrada, en el modo de resolver el conflicto .
En la La interacción y comunicación es preciso
considerar que ésta se dá entre
sujetos que poseen estructuras de percepción semejantes, o diferentes,
pero en todo caso, las interacciones son
conflictivas. Estas percepciones se
deben contrastar con
otras que produzcan el conflicto socio cognitivo sobre un modo de percibir y actuar. En este
sentido se produce un progreso cognitivo
en relación con la convivencia. De
acuerdo con los planteamientos hechos
por Goleman, sobre “La Inteligencia social”, podemos complementar el sentido
del desarrollo cognitivo afirmando que se trata de aprender sobre como funciona en realidad el mundo social con expresiones
de lenguajes no verbales, enseñando y
aprendiendo como mejorar la empatía primaria y aprendiendo a leer las
manifestaciones emocionales. (Goleman: 2006)
De esta manera una
pedagogía de la modificabilidad simbólica,
con fundamento en las expresiones simbólicas y lúdicas para educar en la
convivencia social, puede generar procesos para fortalecer el equilibrio
emocional y la proyección de vida social en los sujetos. Para ello tendremos en
cuenta las categorías y principios de la
función lúdica del sujeto como la fantasía, la alteridad, el movimiento, el
principio de identidad del Yo, entre otras,
comprendiendo la función que
cumplen en la formación del Ser humano.
6.2.3 La mediación pedagógica con
expresiones simbólicas para reestructurar el
imaginario y la subjetividad en la construcción de convivencia ciudadana.
La posibilidad de
modificación simbólica de los esquemas de percepción es una hipótesis pedagógíca, como efectivamente
debe ser la planeación de toda situación
de aprendizaje. La hipótesis pedagógica se
sustenta en los conocimientos aportados por la neurociencia sobre
las neuronas espejo, los neuromemes y la neuroplasticidad cerebral,
las relaciones de la imagen con la construcción de subjetividad y la
función de las expresiones simbólicas en
el equilibrio vital a través de la
mediación con expresiones lúdico
estéticas.
6.2.3.1.
La generalización como mecanismo cognitivo de la estructuración de esquemas de
percepción y actuación. En los procesos de interacción y comunicación se estructuran
esquemas de actuación a través de
procesos de generalización, mediante los cuales se asimila, se excluye y se valida información.
Y mientras esta generalización sea eficaz para el interés personal y satisfaga
el Deseo y la libre voluntad de la
persona, el esquema de percepción y
actuación se conserva , hasta tanto, una nueva experiencia lo cuestione Etica y
moralmente. La generalización es un
mecanismo de construcción del esquema cognitivo que opera en la vida
cotidiana y constituye, igualmente, un
mecanismo cognitivo útil para la reestructuración de los
esquemas y la modificabilidad simbólica.
En los contextos educativos podemos apreciar prácticas cotidianas que
validan este enunciado. Allí, donde se ha permitido la llegada tarde a los
estudiantes, en nombre del derecho a la educación, sin que medien normas que obliguen ética y
moralmente al cambio de actitud, consignando sólo un retardo, o una llamada de atención, sin que afecte al estudiante en su modo de proceder, la
situación se convierte en una regularidad
para todos los estudiantes, generando un esquema de percepción sobre la disciplina de la institución, desde
el cual se predicen situaciones para futuras actuaciones.
Las experiencias en las
instituciones educativas con el consumo del refrigerio escolar, es otro
ejemplo, que ilustra este mecanismo de la generalización. Los desechos
arrojados en el espacio de las aulas, o
los patios de recreo, se van generalizando paulatinamente como una
práctica que no utiliza los recipientes
para depositar la basura ni se presta
atención a los llamados de atención para corregir el modo de actuación. A diario se observan
docentes y directivos llamando la atención a los estudiantes; éstas
acciones terminan siendo el complemento dialéctico y parte del esquema
de actuación generalizado de la institución educativa. Este mecanismo resulta pertinente adoptarlo
por vía pedagógica siempre y cuando medie un proceso de reestructuración
cognitiva y simbólica.
Las posibilidades para
reconstruir positivamente las tendencias del comportamiento, tienen apoyo
en los aportes de la Neurociencia
social y la plasticidad del cerebro sustentado en la construcción de un nuevo sentido Etico
ciudadano. Textualmente, Daniel Goleman,
refiriéndose a la Inteligencia Social, expresa que “la novedad más reveladora
aquí puede ser que el “cerebro social” representa el único sistema biológico en
nuestro cuerpo que continuamente
sintoniza con las personas con las que estamos y a su vez
se deja influir por el estado interno de esas personas.” (Goleman 2006).
Las intercaciones sociales remodelan
nuestro cerebro, por medio de la “neuroplasticidad”. Significa que
experiencias repetidas estructuran la
forma, el tamaño y la cantidad de
neuronas y sus conexiones sinápticas. En rigor, ser lastimados, enojados y
afectados emocionalmente, por alguien
con quien pasamos mucho tiempo, todos los dias, a lo largo de años puede
remoldear nuestro cerebro.
Estos nuevos descubrimientos
revelan que nuestras relaciones tienen
sobre nosotros impactos sutiles pero poderosos y que duran toda una vida. Esta
noticia no puede ser buena para aquellos cuyas relaciones tienden a ser
negativas. Pero los mismos descubrimientos apuntan tambien hacia posibilidades
de reparación, en cualquier momento de nuestra vida, a partir de nuestras relaciones
personales. Asi, la manera en que nos
relacionamos con los demás tiene una importancia inimaginable. ( Goleman, 2006:
18)
6.2.3.2. Las Expresiones simbólicas y la
construcción de subjetividad. Utilizamos el término expresiones simbólicas, para
referirnos a las expresiones lúdico-
artísticas como la música, la danza, el teatro, la pintura y el dibujo y actividades de “agresion ritualizada” en las
diferentes formas de competencias y,
en general, a toda forma de expresión
simbólica que implique la manifestación
emocional de las personas.
Las expresiones simbólicas, de carácter lúdico- artísticas,
además del contenido cognitivo,
son fenómenos expresivos sustentados en un “sentido de vida”, de acuerdo
con la caractrización hecha por Cassirer
en su estudio de las formas simbólicas y referidas al mito, el arte, la religión y el lenguaje (
Cassirer: 1998 ). Desde las
dinámicas de la vida interior y
emocional del sujeto, las formas de expresión simbólicas y lúdicas, involucran la producción de Imágen y
construcción de Subjetividad teniendo por ley
fundamental la metáfora. En este
sentido, el juego no es lúdico porque sea juego sino porque
constituye una expresión simbólica de la emocionalidad del sujeto, mediante la cual, el YO satisface necesidades vitales del Deseo; por tanto, la lúdica es superior al juego. La
dinámica, de relación de la
imágen con la subjetividad, según
Damasio (2006: 27) incluye aspectos de
la estructura y funcionamiento del cuerpo, incluido un repertorio de
movimientos que se pueden realizar con su totalidad o con sus diversas partes.
Asi mismo, incluye rasgos que definen la identidad y afinidad con ciertas
personas, actividades, lugares y patrones característicos de respuestas
motoras y sensoriales.
La posibilidad de la
educabilidad para la convivencia y el sentido de ciudadanía reside en la
naturaleza misma de las expresiones simbólicas - lúdico estéticas. El juego es
la manifestación primaría de la expresión
simbólica del ser humano y constituye la
condición natural de apropiación de la
cultura en la infancia. En este sentido la expresión lúdica y simbólica es un
factor de aprendizaje y educabilidad y en esto consiste su valor
pedagógico. El desarrollo posterior de
la imaginación simbólica, en las diferentes formas de la experiencia
estética, cumple la misma función en
niveles del desarrollo cognitivo y
simbólico mas complejos expresados
en formas artísticas: musica, pintura, dibujo, danza, teatro, competencias deportivas y atléticas, entre otras formas de rituales sagrados y festivos.
La profundización en
el conocimiento de la función simbólica y lúdica nos lleva a comprender sus
manifestaciones en dos formas de
expresión fundamentales; una como experiencia estética, propiamente dicha, y otra como
agresión ritualizada, nediante la cual se confrontan
los individuos en competencias y juegos ( Diaz M Héctor A: 2008). De
esta forma de expresión es significativo
el hecho referenciado por Arnold Hausser,
en el contexto de la historia
socio cultural en la antigüedad Griega, sobre la transformación de la confrontación en la guerra por la
confrontación en la competencia deportiva en tiempos de paz. “Cuando las armas descansan, la ocupacion
noble y honrosa es la competición
deportiva” ( Hauser: 1982) Este acontecimiento nos da la dimensión de la
condición natural de la subjetividad en
el ser humano en el ámbito de la convivencia y el sentido de la agresión
ritualizada. Significa que el conflicto es inherente en la interacción social pero el sentido de
la confrontación puede ser transformado
simbólicamente para garantizar la convivencia pacífica.
Las experiencias de
investigación y las prácticas educativas con expresiones lúdicas, en diferentes
contextos, nos muestran esta posibilidad para educar en la emocionalidad y la afectividad,
en la medida en que los conflictos emociales de niños y niñas se puedan orientar para ser
expresados simbólicamente. Una variante importante de los conflictos escolares es la
transferencia de los conflictos emocionales, o la agresión, hacía
otras personas; entre
estudiantes y docentes- estudiantes,
o en el vandalismo con los objetos y bienes públicos. Transferir
estas emociones al plano de las expresiones simbólicas contribuye a la
equilibración vital.
Las actividades con
expresiones simbólicas desarrollan, a su
vez, la imaginación simbólica como fundamento para la construcción y desarrollo de subjetividad en
el plano de la construcción de la eticidad
y esteticidad de los sujetos en edad escolar. La
imaginación simbólica se manifiesta primariamente como juego y evoluciona como
experiencia estética a lo largo del desarrollo infantil y adolescente en
diferentes formas de expresiónes lúdicas, en las cuales se contienen elementos
de la moralidad y la construcción estética del sujeto. Posibilitar estas
expresiones orientadas bajo una Etica ciudadana
víncula la cultura adquirida por los estudiantes al desarrollo
cualitativo de la subjetividad.
La interpretación de una
función simbólica y lúdica del
sujeto nos ha conducido a identificar
categorías de conocimiento del
fenómeno lúdico, en el plano epistemológico - hermenéutico y
ontológico, para hacer posible la
mediacion pedagógica con sentidos especificos en la educabilidad del sujeto. La Fantasía o ficción; Ritual, Movimiento, Reglas de juego, alteridad ,
equilibración vital; Identidad y
autorreconocimiento del Yo, son conceptos y principios
que hacen posible comprender y explicar el fenómeno lúdico y simbólico,
trascendiendo el plano del activismo pedagógico, orientando la mediación didáctica con un determinado sentido y finalidad
pedagógica.
Cada categoría posibilita potenciar un determinado sentido y proceso
cognitivo. Asi, por ejemplo, la fantasía contenida en una fábula, o una
narracion literaria, estimula procesos simbólicos y cognitivos diferentes a una
representación dramática, en donde el cuerpo interviene generando otros
procesos espacio temporales diferentes a los contenidos en la naracción
literaria.
La fantasía es la facultad fundamental de la imaginación
simbólica con la cual el sujeto se
proyecta a otros horizontes, a un “mas allá” de la realidad
inmediata, a “mundos posibles”, donde
el sentido de la libertad puede
expresarse sin rendir cuentas a la conciencia sobre la verdad de sus actos. La
fantasía es un modo de percibir simbolicamente la realidad desde un sentido de vida del sujeto y es la
esencia de la experiencia estética,
mediante la cual se expresa la emocionalidad, se alcanza la equilibración
vital y se dota de significado a las
cosas y situaciones de las acciones humanas.
Desde ésta
perspectiva, podemos comprender
el auge en la cultura
contemporánea de formas simbólicas y lúdicas en las cuales se encarna lo imaginario como el cine, la
literatura y la iconografía de la cultura de masas. Sostiene Carretero Pasín,
que éste “auge puede ser interpretado como una demanda antropológico-cultural
por reintroducir la fantasía y el ensueño en una inerme vida cotidiana, por reencantar,
en suma, la realidad. En ellas, la imaginación busca trascender lo real por
medio de la ficción, edifica realidades alternativas que desafían la
identificación de lo posible con lo dado. La cultura contemporánea testimonia
un abanico de espacios sociales que nutren el irrefrenable anhelo de una
imaginación que ansía substraerse a la coerción del espacio y el tiempo
cotidianos.” (2002)
El Ritual. Es esencial a la expresion simbólica en la
medida en que constituye un acto de evocación temporal en la emocionalidad del
sujeto. En la realización de las experiencias de investigación pedagógicas
el sentido del ritual se
experimentó a través de algunas
dinámicas constatando el efecto del
símbolo en la emocionalidad. En una experiencia específica con estudiantes, representando en una flor a un
ser en sus afectos, con quien habían tenido experiencias emocionales negativas,
se vieron sensiblemente conmocionados con sus recuerdos dándose casos de llantos al evocar las situaciones.
En este sentido, la mediación pedagógica, mediante procesos didácticos de
metacognicón y hermenéutica, posibilita
alcanzar el autoconocimeinto de
las emociones y la relación con el comportamiento del sujeto haciendo
conciencia de las implicaciones en el desarrollo de la vida.
Toda expresión lúdico
– simbólica adquiere realización plena como ritual, como acto evocador y, por
lo tanto, es esencialmente colectivo y constructor de convivencia. Lo que hay
de ritual en la expresión simbólica y
lúdica es la posibilidad para construir convivencia. La fiesta, por ejemplo,
convoca a las comunidades en encuentros de la sociabilidad y, en este sentido,
ofrece la posibilidad para educar en la convivencia, sin desconocer su
naturaleza conflictiva, debido a la tendencia agresora del ser humano; siempre
manifestándose de diferentes maneras,
incluso en la actividad lúdica.
El hecho de compartir en una fiesta o en un juego, no evita la manifestación de
la agresión en sí misma, por fuera de la acción simbólica. En este sentido, la
pedagogía de la modificabilidad simbólica se
orienta hacía la educación de las manifestaciones emocionales a partir de la
expresión simbólica.
La alteridad. El concepto de alteridad (
del latin alter ego; ser otro) referencia la acción del sujeto como una
descentración de lo necesario de la vida
para ejercer la libertad y encontrar un sentido de identidad y
autorreconocimiento. Es un
hecho probado, psicológica y sociológicamente, la adopción y manifestación de
diferentes personalidades del yo, manifestado en el juego de roles de los individuos en la
sociedad, dependiendo de los contextos y situaciones experimentadas o a
experimentar. Son las máscaras de la vida representadas por el arte en las
caracterizaciones críticas del ser humano. Es la imágen de la apariencia, la
hipocresía, la simulación, los comportamientos obligados por los códigos
morales y las normas, establecidos socialmente.
La alteridad se
produce en estrecha relacióna con el movimiento simbólico porque constituye una
acción de transformación del Ser al No- Ser y viceversa. Es inherente en la
expresión dramática, la fiesta, el carnaval, el ritual religioso, en general en
todas las manifestaciones simbólicas del ser humano y es un principio
fundamental para la modificabilidad simbólica.
Bajo el principio de
alteridad hemos podido comprender la expresión lúdica y simbólica del sujeto
para enfrentar el conflicto con la existencia fantaseando, construyendo
espacios y tiempos alternos a la realidad material y así satisfacer el Deseo y actuar de otra manera en la vida.
El ejercicio de
alteridad, mediante el juego de roles, da la posibilidad de experimentar otras
dimensiones de la personalidad de cada uno. La experiencia a vivenciar
dependerá del propósito pedagógico: el manejo del conflicto, el respeto y el
reconocimiento del otro, la conciencia del ser ciudadano, el respeto por lo
público, etc. Mediante la alteridad son
posibles la reflexión intrasubjetiva con
la intención de modificar un
simbolismo preestablecido culturalmente.
Movimiento, interacción y comunicación. En la
actividades con expresiones lúdicas se contienen procesos de interacción,
comunicación y normas. La interacción y la comunicación, potencialmente, es la
primera manifestación de posibilidad real para incidir en la convivencia
mediante el reconocimiento del otro. En el juego, en cualquiera de sus
manifestaciones y edades, se da una situación significativa en relación con el
reconocimiento del otro en condiciones de igualdad , puesto que en la interacción lúdica desaparecen simbólicamente la desigualdad social o las
diferencias de rango y cada actor se
encuentra en las mismas condiciones.
En una partida de
ajedrez, por ejemplo, los actores son jugadores en igualdad de condiciones y
gana quien desarrolle la mejor estrategia. Este sentido de la libertad puesta
en el juego es la analogía con el espíritu de la democracia. Esto es posible en
el plano de lo simbólico y es la expresión de libertad de la imaginación
simbólica para construir mundos imaginarios diferentes a la realidad; en muchos
otros sentidos, por ejemplo, la expresión dramática y la poética, en general,
son la posibilidad de expresar
críticamente el deseo
represado por las circunstancias
sociales, mediante la expresión y representación simbólica y estética,
equilibrando en la ficción los efectos del desequilibrio social en la psiquis
del sujeto.
El movimiento en la
acción simbólica produce efectos sobre la sensibilidad y las emociones. En el
ser humano el movimiento adquiere
significado en cuanto el sujeto proyecta
en él un sentido de vida especial y
evoca alguna situación con la cual encuentra identidad o pertenencia. La
evidencia es manifiesta cuando se
participa directamente en cualquier tipo de práctica estética o
competitiva, desde una actividad como dibujar, pintar, danzar o
actuar hasta la participación
en una actividad deportiva. Cada
forma de expresión es una posibilidad concreta de equilibración emocional. Pero
aún mas significativo y simbólico es el
efecto producido por la percepción del movimiento en la sensibilidad. En el
caso del espectáculo del fútbol, por
ejemplo, la confrontación activa la emocionalidad y con el trámite del partido se desborda la pasión del espectador con el efecto consecuente de la
equilibración emocional y vital del
sujeto.
Una referencia a Gadamer, en la actualidad de lo Bello, sobre la relación del movimeinto en la
experiencia estética y el arte nos apoya
en este mismo sentido:
“Basta con mirar al público en un partido de tenis por televisión, o en
un partido de futbol, es pura contorsión
de cuellos y desplazamiento de la mirada siguiendo la trayectoria de la bola.
El espectador no es un simple observador contemplando el movimiento que ocurre
ante él, es un sujeto participando en el
juego” (Gadamer: 1991;77-80). Es el efecto simbólico en la neuronas espejo.
Las normas y reglas de juego. Integralmente,
con la interacción y el ritual, las normas y reglas de juego son otro referente para educar en función de la
convivencia y la ciudadanía y construir la cultura escolar correspondiente. Es
posible tomar conciencia sobre la importancia de la norma a partir del juego y
la expresión lúdica en general, experimentando las consecuencias y ventajas de
ellas en la regulación del comportamiento y, sobre todo, construyendo el
significado y su sentido en la vida misma. La norma debe adquirir sentido en el
sujeto y a través de la acción simbólica esto es posible; así lo muestran las
experiencias desarrolladas en el aula. En el plano de lo estrictamente
estético, las reglas de juego cumplen una función específica, relacionada con
la armonía, los ritmos, etc. Desde el punto de vista de la realización del
juego propiamente dicho, la norma lo hace posible y el cumplimiento estricto de
ella es una condición necesaria. La
autorreflexión mediante experiencias, modificando las normas de un juego
y transferida al plano de la convivencia, hace comprensible su significado en el
mantenimiento de un orden social determinado. Muchas de las experiencias
desarrolladas muestran situaciones en el cambio del comportamiento de los
estudiantes, con la conservación y el cuidado del espacio público.
En la estructuración de la expresión simbólica para
realizarla en una forma de acción, o de práctica social, en las reglas o normas
se distinguen dos funciones
principales. La primera, en cuanto hace posible el juego y
la interacción entre los sujetos en relación con la forma lúdico estética o recreativa en particular; la segunda en relación con la
experiencia estética implícita en toda forma de expresión lúdica, por cuanto el
orden evocado tiende a crear ritmo y armonía
y con ello a insinuarse
la belleza. Huizinga [1954:
23]. sostiene en el Homo
Ludens que el juego propende, en cierta
medida a ser bello. El factor estético es, acaso, idéntico al impulso de crear
una forma ordenada que anima al juego en todas sus figuras: las palabras con
que solemos designar los elementos del juego, corresponden, en su mayor parte,
al dominio estético. Son palabras con las que también tratamos de designar los
efectos de la belleza: tensión, equilibrio, oscilación, contraste, variación,
traba y liberación, desenlace.
Por analogía con las prácticas de carácter socio cultural
encontramos en las expresiones simbólicas y lúdicas, constituidas en prácticas socio culturales, una relación de las normas
con el ritual. Todas las prácticas lúdicas al establecer un orden se asemejan a ciertas
características comunes a todos los rituales. Estos son, en principio, eventos
organizados, tanto de personas como de elementos culturales; tienen un
principio y un fin y no excluyen la posibilidad de la improvisación y el caos.
El orden (en los rituales) constituye muchas veces el modo dominante y puede
llegar a ser exageradamente preciso” [Díaz Cruz: 1998]. Estas son
características compartidas por las expresiones
lúdicas en general y la razón radica en que ellas son formas de
rituales.
El principio de identidad y autorreconocimiento del yo. ¿En qué sentido comprender este principio de identidad? Existe una condición en todo
juego : cuando un sujeto se confronta con otro la tendencia natural del sujeto es alcanzar el triunfo sin mediación de la compasión. Es el sentir del Yo expresando
el sentido de reconocimiento. Ningún individuo, en condiciones normales, está
dispuesto a dejarse ganar ¡si está jugando en serio!, a menos que experimente con el otro un sentimiento
diferente a competir.
Cada
expresión simbólica y lúdica: música,
danza, poesía, etc, tiene un origen diferente en las estructurmas neurológicas
del cerebro, según puede interpretarse de los estudios de la neurociencia de la
imágen, ya sean éstas acústicas,
auditivas, visuales, motoras, sonoras, etc.
La música, por ejemplo, tiene que
ver con el sonido y la acústica,
mientras que la pintura se relaciona con las imágenes del mundo; pero todas
tienen en común una conexión con
la emocionalidad y la expresión
simbólica. De tal modo, la base común de una función simbólica y lúdica originaria es la expresión simbólica de la emocionalidad, con
la cual conectan, desde diferentes regiones del cerebro, los procesamientos
neuronales e imágenes de cada forma de expresión, en múltiples formas y
acciones, dotadas de sentido de vida y de significado por la relación con la conciencia. De
esta relación de la emocionalidad con la conciencia y la cultura, surge
la representación simbólica sobre la vida subjetiva y su dinámica interior.
De aquí se comprende que la función de
esta expresión simbólica y el sentido que tiene
para el Yo sea la búsqueda de reconocimiento e identidad presente en todas las formas de expresión de
la experiencia estética del ser humano.
Este sentido de
autorreconocimiento del Yo, generalizado
en toda forma de competencia y expresión simbólica y ludica
en todas sus modalidades, lo
definimos como “principio de identidad” y se
manifiesta de diferentes maneras, como afirmación del ser. Cuando el
sujeto se expresa simbólicamente encuentra la identidad a través de lo evocado
por el símbolo y ese sentimiento es propiamente la Identidad del Yo, lo cual equivale a decir que satisface su ego
o el Deseo y, al hacerlo, encuentra
la equilibración emocional.
Algunos ejemplos nos permiten ilustrar este principio. Quien es atleta y convierte esta práctica en su
proyecto de vida, la intencionalidad inicial
es la búsqueda de un reconocimiento a través de los triunfos. Y es apenas comprensible que ahí encuentre un
medio de superación personal y de posible subsistencia. En La música
podemos apreciar su
función simbólica; en términos
generales, evoca un recuerdo, crea una disposición especial del estado ánimo. Aquí el sentido de identidad
del Yo se da en la necesidad de satisfacer un estado emocional. En La identificación con una obra de arte,
tenemos otra muestra de un principio de
identidad y autoreconocimiento. Aquí un significado o un sentido se expresa desde la subjetividad del
individuo y se identifica con lo
simbólicamente representado.
El principio de identidad nos dá la dimensión, en última instancia, de
la expresión simbólica y lúdica,
sin reducirla a la emocionalidad pura revestida de
sentimentalismo, o un puro
emocionalismo a ultranza, como sucedería
también con el arte. El carácter
simbólico expresa un contenido inconsciente del sujeto relacionado con alguna
circunstancia de su vida y de
trascendencia de la existencia
efímera.
La función
equilibrante y proyectiva de las
expresiones simbólicas y ludicas o
Equilibracion vital Esta
función de equilibración vital,
comprendida en su manifestacion emocional como superación de la angustia existencial dotando a
la vida de sentido y significado
, presente en la vida personal y
colectiva, es sustentable en la cultura misma. En
todos los tiempos las expresiones
simbólicas, constituidas en
prácticas socio- culturales- de acuerdo con el significado dado por
Antony Guidens (1995) a este
concepto sociológico, como acciones contenidas de una racionalidad ideológica – cultural, en
un Espacio – tiempo determinado, han estado presente en los grandes
acontecimientos del ser humano. Esta
condición histórica permite atribuirle un profundo sentido en la vida
transfiriendo al plano de la
fantasía los problemas de la existencia
misma. Este es el sentido de la esteticidad y
el eufemismo caracteristicos de la expresión de la imaginación simbólica.
Comprender la expresión lúdica en
su dimensión simbólica es remitirse, en
primer lugar, al inconsciente en tanto
todo símbolo es siempre su
expresión. En la interpretación del
símbolo existen varios enfoques teóricos [Freud, Jung, Cassirer, otros ] las cuales, a su vez, expresan
las tendencias de manifestación del inconsciente y la imaginación
simbólica del ser humano en relación
con el conflicto fundamental de
la existencia efímera y la Nada del Ser; pues el ser humano es un constante
construirse de La Nada a la realización por Ser y, por tanto, sumergido en los conflictos subyecentes de este proceso de construcción
de vida.
Desde la concepción Freudiana, en
el símbolo se manifiesta lo reprimido
, una especie de pasado muerto. La
función del símbolo freudiano
restablece el equilibrio turbado a través de la doble función de conducir fantásticamente la
pulsión y de ocultarla al mismo tiempo. Desde esta perspectiva en la
expresión simbólica y lúdica
encontramos una función de equilibración, pero no necesariamente toda expresión lúdica constituye una manifestación de una pulsión reprimida,
aunque esta pueda constituir una tendencia muy importante en muchos de los
juegos de niños y adolescentes en actividades lúdico –recreativas como el deporte y toda forma de competencias,
en las cuales se manifiestan explícitamente la psicoafectividad y sexualidad.
Aunque es conveniente
tener en cuenta la
individualidad psíquica de cada sujeto,
cuyas emociones y conflictos es preciso
conocerlos en su especificidad, no se
trata de hacer estudios clínicos a
partir de la acción simbólica y lúdica, sino
comprender las condiciones subyacentes que pueden ser encausadas pedagógicamente para la educabilidad de Ser.
Desde esta perspectiva el sujeto equilibra y satisface el desequilibrio psíquico y emocional causado por la existencia misma. Aquí
la función simbólica y
ludica, es una especie de regulador generador de estabilidad y autorregulación emocional.
Desde la concepción de Jung, en
el símbolo se expresa lo que aún no
es, Lo
posible, una especie de futuro y
motor de desarrollo. “Frente al inconsciente que desea hay un inconsciente “que
proyecta” (Trevi: 1996: 20). Esta condición nos posibilitaría distinguir
una función lúdica proyectiva. [Predominantemente en la etapa de la
infancia, pero no exclusivamente] de una función lúdica equilibrante
[predominantemente en el adulto, pero exclusivamente] y dialécticamente interrelacionadas; pues en
la concepción de Jung, el símbolo suscita una tensión en vez de anularla y propulsa un equilibrio
constantemente mas allá de él. En
este sentido el símbolo es transformador. En el ejemplo del niño jugando a ser médico, o
representando cualquier otra
profesión u oficio, se puede apreciar
con claridad este sentido del símbolo
Junguiano.
En esta perspectiva del
inconsciente “que proyecta”, la percepción de la muerte adquiere un nuevo sentido y en el símbolo
lúdico se construye vida. La
percepción de la muerte asumida
simbólicamente también es proyección y
no se reduce solamente a ser
manifestación de una pulsión y en este sentido el símbolo es transformador y
generador de algo nuevo. Este postulado aparentemente puede aparecer como una especulación teórica
y menos un presupuesto de realidad del inconsciente, sino fuera porque
este sentido constructor del
sentido de la muerte lo podemos identificar en el ritual sagrado esencialmente lúdico. La búsqueda de una
trascendencia más allá de la vida efímera da tranquilidad y equilibra el efecto
de la angustia. El acto epifánico, en cada momento renueva la intención
de una vida trascendente y es el
mismo efecto del amor. Una vez construido este sentimiento
, en él se encuentra el medio para transportar
otro sentido de vida, el de la
libertad, al plano de lo simbólico,,
cuando en la inmediatez de lo cotidiano,
la adversidad y el condicionamiento
social esclavizan la voluntad y
enajenan la posibilidad de
realización del Ser en su Yo. De tal modo
el ritual, de alguna manera,
exorciza el temor producido por la angustia y en esto se
afirma la vida misma.
Es preciso distinguir el ritual
lúdico de otras formas rituales para evitar el equívoco en la
interpretación y ser comprendido en
función del símbolo lúdico. La fiesta,
el carnaval, son grandes rituales
exorcizantes de la percepción de
la muerte atribuyéndole vida. ¡Quien no ha presenciado
los esqueletos bailando en los carnavales!. La imagen de la muerte se vuelve
símbolo de alegría!
La primera manifestación del
juego referenciada por Winnicot (1971)
en el período del destete, es una
interpretación adecuada a esta idea del símbolo lúdico y la función de equilibración en su
nacimiento y el inicio de la construcción del Yo. Sostiene este autor que en esta etapa se producen los juegos
detransición que cumplen la función del reconocimiento del otro y afirmación
del Yo, puesto que el niño, hasta este momento,
asume a su madre como parte del él. Producido el destete, el juguete, u
objeto lúdico, llevado a la boca, se convierte en e l símbolo del
seno materno con lo cual equilibra la pérdida y reconoce a la madre como
ser independiente de él, a la vez
que se reconoce en su Yo. Es una clara
manifestación del conflicto entre la percepción de vida y la percepción de muerte en donde la
pérdida proyecta vida y el juego equilibra emocionalmente.
Pero detrás del ejemplo sencillo se oculta el desarrollo mismo de la civilización y la
creatividad humana. Y esto es comprensible porque el símbolo no es
exclusivamente expresión de una represión sexual sino además, visto desde la
filosofía de las formas simbólicas de
Ernst Casirer (1923-1998) es
construcción de sentido, es decir, de cultura, de horizontes de vida. Y son
estas proyecciones puestas en los rituales religiosos y de otro tipo como las grandes fiestas y los grandes encuentros de las comunidades, las fuerzas constructoras
de la sociedad y la convivencia. En este sentido las prácticas
lúdico estéticas [música, danza, teatro,
pintura, poética, etc.) y de agresión ritualizada (deportes, competencias, etc) encuentran en esta interpretación del símbolo
una fiel expresión como formas
simbólicas que anticipan lo
todavía- no vivido-, modos de vivir; en términos de Mario Trevi (1996) “lo
transcendente en su inmanencia.” Bajo ésta perspectiva, la expresión lúdica aparece como transgresor simbólico y condición de la creatividad,
pues es el espíritu innovador, en todas las formas de expresión de la juventud. Este es el
hecho no comprendido por la escuela tradicional, aún inmersa en relaciones de autoridad
inflexible e invidente frente a los
nuevos modos de expresión cultural de las nuevas generaciones y la convivencia.
Esquema de la
secuenciación didáctica en la Modificabilidad Simbólica
Momentos pedagógicos
|
Acciones didácticas de modificabilidad simbólica
|
Aplicación
y estartegias de aprendizaje.
|
Reflexión metacognitiva
y hermeneútica del imaginario
|
· Identificar
imaginarios socioculturales a traves
de expresiones simbólicas y lúdicas.
|
A partir de
videos que representen conflictos
Estudios de caso
A partir de formas de
expresiones simbólicas ( fábulas, poesías, cuentos, dramatizados, otras)
|
· Interpretar situaciones
de conflicto y percepciones de la convivencia
|
A travé de una guia u
otro recurso didáctico equivalente
|
|
· Análisis e
interpretacion de variables de la convivencia ( interacción y comunicación,
territorio simbólico, autoregulación social, autocontrol emocional)
|
A través de una guía o
taller específco para la variable (s) a trabajar.
|
|
· Análisis sobre el modo
de concebir las situaciones, el manejo del conflicto y las estrategias de
actuación social implícitas en el imaginario.
|
Debates y grupos de
discusion para socilizar percepciones diversas.
|
|
Constrastacion
critica del imaginario mediante el conflicto socio cognitivo
|
· Constrastar con otros modos de resolver los conflictos
· Representar situaciónes
alternativas en el modo de resolver el conflicto.
|
A través de expresiones simbólicas y actuaciones en
grupo que posibiliten la interacción y comunicación simbólica. Ejemplo: un sociodrama que represente la alternativa al conflicto.
|
Mediacion pedagógica
con expresiones simbólico estéticas para reetructurar la imagen y la
subjetividad
|
·
Equilibracion emocional y proyecto de vida a partir de los
principos de la expresion simbólica (fantasia, alteridad, movimiento,
identidad)
|
Expresiones corporales y de lenguajes ludico - simbolicos desde la didáctica misma del teatro, la
danza, la música, la plástica, el cine entre otras.
|
·
La generalizacion como mecanismo cognitivo
|
Elaboración de esquemas, mapas o redes de estructura
conceptual.
|
|
·
Construccion de la ética ciudadana desde la empatia y la
educabilidad del afecto.
|
Construcción de nuevas situaciones para resolver el
conflicto con aplicación de la reestructuracion cognitiva y la
modificabilidda simbólica.
|
|
·
Expresiones simbólicas
y reconstruccion de subjetividad a partir de la metáfora.
|
Expresiones lúdico
estéticas desde la danza, el teatro, la música, la plastica, el cine,
expresión corporal. Que ermitan fortalcer los procesos de comunicación e
interacción
|
|
·
Equilibracion vital
|
Actividades como lunadas, fogatas, compartir,
convivencias, salidas de campo u otras
que permitan la interacción social y el equilibrio emocional de los estudiantes a nivel
individual y colectivo.
|
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