Capítulo 5 del libro Pedagogía en expresión simbólica
Cooperativa Editorial Magisterio: Bogotá 2013
PEDAGOGÍA EN LA MODIFICABILIDAD SIMBÓLICA
5.1 DE LA MODIFICABILIDAD COGNITIVA A LA MODIFICABILIDAD SIMBÓLICA EN LA EDUCACIÓN PARA LA CONVIVENCIA.
En el ámbito de la
Psicopedagogía son familiares conceptos como modificabilidad cognitiva, conflicto
congnitivo, reestructuración cognitiva, desequlibración cognitiva, entre otros,
constituidos fundamentalmente en función del aprendizaje del conocimiento
científico y representan procesos y procedimientos orientados al desarrollo cognitivo en relación
con el pensamiento logico-formal. Estos mismos conceptos aplicados a los procesos de aprendizaje en convivencia
y competencias ciudadanas ofrecen las
mismas posibilidades para la estructuración conceptual de derechos y valores
pero no inciden de manera esencial en el cambio de comportamiento y actitud en
muchos estudiantes que presentan tendencia al conflicto. Sin necesidad de
mayores experiencias sistemáticas de observación, esto se sabe, de manera
inmediata, en los contextos escolares y
sin considerar, aún, que la mayoría de
las prácticas pedagógicas se conservan en la apropiación mecánica y memorística
del conocimiento sin potenciar efectivamente las condiciones y competencias
cognitivas de los estudiantes.
A partir de experiencias de
investigación en el aula con expresiones simbólicas (teatro, danza, música,
plástica, entre otras de carácter competitivo,
la cuales contienen un componente lúdico fundamental para los procesos de aprendizaje), ha sido posible interpretar la limitación de
los procesos de formación para la convivencia y construcción de sentido de ciudadanía centrados
exclusivamente en los procesos cognitivos, o simplemente conceptuales, sin la
mediación pedagógica en los procesos
emocionales que subyacen a la estructuración del sentido de convivencia, implicado
en los conceptos que representan determinados comportamientos
éticos. La explicación de esta situación
se comprende a cabalidad a partir de los conocimientos aportados por las investigaciones en inteligencia
emocional. Desde la neurociencia se afirma que gran parte de las
manifestaciones emocionales, emanadas
por el sistema límbico, no tienen acceso directo a las palabras o los
pensamientos, lo cual significa que la inteligencia social y emocional es independiente de la inteligencia
cognitiva, por lo tanto, la inteligencia social
no es una inteligencia general aplicada a situaciones sociales. Las
zonas del cerebro que regulan las
dinámicas en las acciones
interpersonales muestran que “
Esta dinámica apela a sistemas nerviosos
muy apartados de aquellos que manejan exclusivamente las habilidades
cognitivas, como la inteligencia general” (Goleman; 126)
La profundización en la
comprensión de los procesos emocionales
conducen a identificar otra caracteristica esencial para los procesos de
aprendizaje relacionada con la expresión simbólica de la emocionalidad, a
partir de la cual, consideramos que las
estructuras de percepción y actuación de los sujetos poseen no solamente un contenido cognitivo sino
también simbólico. El símbolo se constituye en la síntesis entre los procesos
neuro emocionales y los circuitos culturales y se construye en relación con la “imagen”, siendo el portador del sentido, del modo de comprender
la vida, los conflictos y la convivencia misma.
Bajo ésta perspectiva, los
aprendizajes no solamente requieren de modificabilidad o reestructuración
cognitiva sino también simbólica y ello implica modificar un modo de sentir y
expresarse emocionalmente. Este es el sentido de la Modificabilidad simbólica.
El concepto de modificabilidad
simbólica se define como los cambios y transformaciones
susceptibles de ser producidos en los
esquemas de percepción y actuación social de los individuos. La modificabilidad
simbólica, se centra en los procesos de la emocionalidad y la imaginación simbólica orientados a generar
cambios intrasubjetivos en los imaginarios de la actuación social de los
sujetos, a partir de procesos de interacción y comunicación social y simbólica. En este sentido el concepto no se
reduce a la concepción de procesos de
aprendizaje mediante la confrontación
cognitiva en el plano individual del sujeto, como se han planteado desde otros ámbitos de la
psicología cognitiva y teorías sobre la modificabilidad cognitiva, sino
que, la modificabilidad simbólica se
plantea la educabilidad en relación
con las expresiones emocionales y simbólicas, en el ámbito de la convivencia
escolar, la interacción y la comunicación social. El concepto se fundamenta
epistemológicamente en los principios teóricos de la concepción organicista y
estructuralista del conocimiento y el
principio de la reestructuración cognitiva, por oposición a la teoria
asociacionista y empirista, en la cual se basan las teorías conductistas y
algunas tendencias cognitivistas.
Empíricamente se concreta en procesos de experimentación pedagógica con expresiones simbólico – estéticas en el aula, orientadas y estructuradas
didácticamente para construir
convivencia y sentido de ciudadanía ( Diaz Mejía:,Héctor A: 2008 ). Desde otros
ámbitos socio- culturales, la modificabilidad simbólica responde a una Interpretación desde la Historia del Arte, la cultura
y el desarrollo ontológico de la experiencia estética del sujeto y la
neurociencia.
La Interpretación desde la Experiencias del Aprendizaje. Las experiencias
pedagógicas con expresiones simbólicas manifiestan tendencias al cambio de percepción
y actuación. Por una parte, de los
docentes en relación con las práticas pedagógicas, y por otra, de los estudiantes en situaciones
problemáticas de la convivencia escolar.
En las estructuras de las prácticas
pedagógicas de los docentes y directivos docentes también exiten los
“imaginarios Pedagógicos”, constituidos a partir de las experiencias y
prácticas empiricas de la enseñanza que,
fundamentalmente, están asociados al desconocimiento de los procesos
subjetivos del aprenidzaje social de los estudiantes. En este sentido predominan las “creencias”.
Creer, por ejemplo, en cambiar de puesto a un
estudiante para mejorar su
disciplina sea una solución al
problema del comportamiento del estudiante. Igualmente optar por la sanción, sin
más preámbulos, no deja de constituirse
en un imaginario basado en la costumbre.
Bajo éstas estructuras se desarrollan
estrategias que son preciso modificar para educar sobre los procesos que hacen posible la convivencia.
Los procesos de formación con docentes
en el programa de Pedagogía en convivencia, fundamentado en la
modificabilidad simbólica, se concretan
con la aplicación de proyectos de
investigación acción en el aula mediante
los cuales implementan con sus
estudiantes los diseños didácticos y la
metodología propuesta en modificabilidad
simbólica para validar hipótesis y evidenciar resultados. En este proceso
muchos docentes han manifestado el cambio conceptual en el modo de comprender
la convivencia y la
apropiación pedagogíca del
sentido de la modificabilidad simbólica.
Las experiencias de mediación pedagógica
con los estudiantes muestran tendencias al cambio durante el tiempo de
implementación de los proyectos, asumidos como estudios de casos, durante
períodos relativamente cortos, toda vez que la consolidación y sostenibilidad de estos
procesos requieren de tiempos más prolongados para sistematizar los procesos
cognitivos y simbólicos lo que implica
institucionalizar los proyectos de convivencia
y hacer los respectivos seguimientos y evaluaciones. Las experieniencias de investigación con los estudiantes
nos ofrecen la posibilidad de comprender
el horizonte de la modificación del
imaginario mediante la reestructuración del esquema de percepción y actuación
social y la sistematización de la
metodología para la mediación pedagógica;
esta se desarrolla en el
capitulo sobre didáctica y estrategias de modificabilidad
simbólica
El fundamento
Epistemológico de La modificabilidad simbólica. El esqema de percepción condiciona
tanto los modos de representación de la realidad como las determinaciones emocionales de la
subjetividad y, en este sentido, constituye un paradigma. Siendo el fundamento de la percepción significa que
se mira desde una experiencia visual y conceptual previa. De acuerdo con Khun,
tal como lo expone en la estructura de la Revoluciones científicas, (2000) el cambio de paradigma produce el cambio de
percepción.
En el marco de las teorías
cognitivas del aprendizaje el concepto de Esquema cognitivo se ha desarrollado,
desde una concepción mecanicista, de carácter empirista y asociacionista, en
sus orígenes, a una concepción
organicista y estructuralista – dialéctica,
centrada en la construcción del significado y la reestructuración
cognitiva. Bajo este sentido se
interpreta el cambio y la transformación de las estructuras
de conocimiento.
La concepción primaria del
esquema cognitivo, o teoría de los esquemas,
es considerado limitado, en primera instancia, por los teóricos de los
“modelos mentales”, Holland y cols (Pozo: 2010) quienes consideran que a partir
de los sistemas cognitivos se
construyen modelos de las situaciones con las cuales se interactúan y les permite al sujeto interpretarlas y hacer
predicciones. Esto significa que
el esquema cognitivo es estable y la representación se construye en cada interacción concreta.
Sin embargo, sigue siendo limitada, en tanto,
la teoria cognitiva se basa en el procesamiento de información, asociando
significados entre sí, mediante
operaciones lógicas esenciales, pero no explica el origen de los significados, lo que equivale a comprender los mecanismos del cambio y la
transformación. Esta tendencia se fundamenta en el principio de correspondencia
entre las representaciones y el mundo; el sujeto interpreta la realidad a
partir de conocimientos anteriores y considera el cambio por intervención de
agentes externos.
La Tendencia organicista –
estructuralsita imprime un carácter
dinámico y dialéctico a los procesos del conocimiento y el aprendizaje al superar la concepción mecanicista de los esquemas de
conocimiento. La concepción organicista
concibe los organismos como seres cambiantes que se modifican internamente.
Admite la construcción de
Interpretaciones de la realidad a partir
de conocimientos previos
comprendidos como teorías
implicitas. En este proceso se produce la asimilación y es la base de los
aprendizaje subordinados y acumulativos de información, pero hasta aquí, no
producen el desarrollo de la estructura
cognitiva. La comprensión del origen del significado y el desarrollo cognitivo se fundamenta en la reestructuración
cognitiva; es decir, desequilibrando los esquemas previos a través de problemas
generadores de conflictos cognitivos. Este enfoque es el punto de
referencia para la sustentación de la modificabilidad simbólica en relación con
los procesos de la subjetividad.
El Fundamento Antropológico . Los esquemas de percepción y actuación
social son el fundamento de imaginarios socio culturales. Aunque La concepción del concepto “imaginario” es polisémico y polémico por los usos dados
en diferentes ámbitos de significación de la
vida social, desde una
perspectiva antropológica se le ha comprendido como un
esquema de percepción, desde el
cual los sujetos construyen representaciones simbólicas; en este sentido, es inherente a la esencia de la imaginación
simbólica, su función eufemística y la
fantasía, como facultad para trascender el ámbito de lo inmediatamente
dado y restrictivo de la vida, mediante la construcción de mundos imaginarios
puestos de manifiesto en el mito y la religión.
Desde esta perspectiva, el
fundamento antropológico de la cultura se sustenta sobre un “mundo simbólico –
imaginario” nacido de una necesidad originaria por trascender lo estrictamente
biológico y ensanchar el horizonte de la realidad, ámbito en el cual adquiere
sentido y significado las expresiones simbólicas del ser humano y la
modificabilidad simbólica como cambio de percepción sobre la inmediatez de lo
cotidiano y búsqueda en el horizonte
espiritual de un equilibrio vital. En este mismo sentido la
concepción del símbolo proyectivo, en C. jung, es un fundamento antropológico
al sentido de la modificabilidad simbólica.
La interpretación desde la perspectiva de la historia
social del arte. El sentido de
una modificabilidad simbólica la
interpretamos en los movimientos y
teorías estéticas históricamente constituidas. En éstos se expresan
los cambios y transformaciones en
los modos de percibir la vida y el
mundo, en cada época histórica, socialmente determinada y
formalizados en las obras de arte, por pensadores y artistas que han interpretado el espíritu de cambio y
lo han representado críriticamente
frente a los valores y la moral que sustentan modelos de sociedades en crisis, que constituyen, a su vez, el fundamento de modelos de convivencia. La mejor muestra para esta interpretación la
constituye la Epoca del Renacimiento y la filosofía naturalista que animó a
toda ésta época frente al simbolismo sagrado del medioevo. “A medida que la sociedad y la economía se
liberan de las cadenas de la doctrina de la iglesia, el arte se vuelve también
con rapidez progresiva hacía la realidad”. (A Hausser; 1982:335 -T 1). Tambien
las rupturas frente al uso de los medios
de expresión convencionales y tradiciones artísticas, en el modo de referenciar
la realidad, como sucede en la lucha
sistemática contra la tradición artistica del siglo XIX, al comenzar en 1916, con el dadaismo y subrealismo, la protesta contra la civilización que había llevado al conflicto bélico. (Hausser
1982: 271 T 3 ) De la misma manera que cada
época hsitórica ha creado rupturas epistemológicas en el modo de
comprender el mundo; del mito a la
razón, del geocentrismo al heliocentrismo,
también el arte ha creado rupturas simbólicas en el modo de percibir
estéticamente la realidad social y humana.
Estas rupturas son las que nos dan el sentido de la Modificabilidad
simbólica en una perspectiva filogenética.
La obra de arte, por su parte,
es una expresión simbólica de percepciones y
sentido de vida, diferentes a la percepción de la realidad dada desde el pensamiento racional y
científico y no constituye una imitación de cosas físicas ni un resumir de
sentimientos poderosos; la obra de arte es una interpretación de la realidad
pero no a través de conceptos sino de intuiciones y por medio de Formas
sensibles. De acuerdo con Cassirer, (1993: 222) “El arte transforma las
pasiones humanas, los dolores y los daños, las crueldades y atrocidades, en
medios de autoliberación, proporcionándonos así, una libertad interior que no
puede ser alcanzada por ninguna otra vía”. En consonancia con esta idea cumple
la función de dotar de forma estética las pasiones humanas y las eufemiza para
alcanzar estados de reflexión. Ningún
espectador que presencie en el Edipo de Sófocles o el rey Lear de Shakespeare,
las pasiones, los celos y rencores,
tendrá el propósito de repetirlos
para su vida. La obra de arte nos ofrece una mirada crítica sobre esas
condiciones humanas para someterlas a un juicio ético.
La
sustentación desde el desarrollo
simbólico del sujeto. El desarrollo simbólico en la infancia nos ofrece la perspectiva ontogenética para
la interpretación de la modificabilidad simbólica. Son conocidos los estudios de Piaget y
Vigotsky sobre este desarrollo. La obra de Piaget; El desarrollo del símbolo en el niño ( 1994) muestra las características
de la evolución del juego en relación con
las diferentes etapas del desarrollo del pensamiento. Identifica tres
periodos del juego. El primero,
corresponde al periodo sensoriomotor, el cual se caracteriza por
los juegos de ejercicios; en el segundo período, surge el juego simbólico, característico del período egocéntrico del
niño. El juego simbólico no es otra cosa que el pensamiento egocéntrico en su estado puro; en el tercer período, surge
el juego de reglas, propio del período de socialización; según Piaget, Mientras el juego de ejercicio
simple comienza desde los primeros meses
de existencia y el juego simbólico a
partir de los primeros meses del segundo año, el juego de reglas no se
constituye sino durante el segundo estadio ( es decir de los 4 a los 7 años) y
sobre todo durante el tercer período ( de los 7 a los 11 años). Pero, por el
contrario, si en el adulto no quedan sino
algunos residuos de los juegos de ejercicio simples (por ejemplo
divertirse con su aparato de radio) y de los juegos simbólicos (por ejemplo,
contar una historia) el juego de reglas subsiste y se desarrolla durante toda
la vida (deportes, cartas ajedrez, etc). La razón de esta doble situación –
aparición tardía y supervivencia más allá de la infancia- es muy simple: el
juego de reglas es la actividad lúdica del ser socializado. En efecto: así como
el símbolo reemplaza al ejercicio simple
apenas surge el pensamiento, la regla reemplaza al símbolo y enmarca el
ejercicio, apenas ciertas relaciones sociales se constituyen; por lo tanto, el
problema es el de determinar cuáles son éstas ( Piaget: 1959: 194)
Este estudio de Piaget fue
contrastado con trabajos de campo
realizados en contextos escolares en diferentes lugares del país, en los años
2000- 2004. Esta investigación,
contribuyó a comprender y a
identificar la existencia de otros períodos y expresiones simbólicas manifiestas en los juegos de
la adolescencia y asociados al
desarrollo del pensamiento formal. Los
resultados hicieron parte de la
publicación del texto La Función Lúdica
del Sujeto (Diaz M Héctor A: 2005). Interpretados, ahora, desde la
perspectiva del desarrollo de la imaginación simbólica, se muestran las características de las
expresiones simbólicas en cada nueva
fase del desarrollo del sujeto – estudiante con la presencia de los
juegos estratégicos y posteriormente con
el desarrollo de expresiones lúdicas- artísticas y recreativas, mediante lo
cual, se puede validar la idea de un proceso de cambio y transformación de los
esquemas de percepción y la construcción de nuevos sentido
expresados simbólicamente.
Por su parte, Vigotsky,
desde su estudio sobre la
imaginación y el arte en la infancia sustenta el desarrollo de la
imaginación y el proceso de transformación
y evolución del juego infantil al dibujo
y hacía las manifestaciones de la
poética en un estadio de desarrollo superior en la adolescencia. Estas
caracterizaciones posibilitan comprender
el sentido de modificabilidad simbólica como un proceso cualitativo y
dialéctico a través del cual la imaginación simbólica deviene en la experiencia estética y expresión lúdica en
el ser humano.
El fundamento neurocientífico:
las neuronas Espejo y plasticidad del cerebro. En los fundamentos generales del modelo
pedagógico, expuestos en el primer capitulo, hicimos referencia a las Neuronas
Espejo como el mecansimo neurobiológico,
o sistemas de redes neuronales, que
reflejan las acciones y emociones que observamos en otra persona y nos induce a
imitarlas. La apropiación pedagógica de este hecho científico la
consideramos de gran importancía para la
educación en la conviencia, en tanto
posibilita comprender los procesos neuro emocionales de las acciones individuales
y colectivas de los sujetos, en el marco de la comprensión de los procesos
cognitivos y simbólicos del comportamiento social.
Al
neurocientífico italiano Giacomo Rizzolati, se atribuye el descubrimiento
de “las Neuronas espejo”, en el cerebro
de los monos en 1992. ( Otros autores referencian el año de 1996). Las
Observaciones mostraron que ciertas
neuronas se activaban sólo cuando el mono veía una acción en particular, como a
alguien recogiendo algo, mientras que otras funcionaban cuando ocurría un
movimiento muy específico, como agarrar un objeto entre el índice y el pulgar,
pero no cuando lo sostenía con toda la mano. Las mismas neuronas espejo
observadas en los monos han sido descubiertas en el cerebro humano.
Desde
luego, existen diferencias fundamentales entre las neuronas espejo de los monos
y los seres humanos y la diferencia se
produce por el sistema simbólico que
conecta con los circuitos neuronales. “Los monos reconocen las acciones realizadas por otros
debido a que el patrón de activación neuronal que se produce en las áreas
prefrontales es similar al que se genera internamente para producir esas mismas
acciones […] La informacion
científica a este respecto nos advierte que a pesar de la existencia de un circuito neuronal que propicia la
imitación, el hecho es, que hasta donde se sabe, los monos carcen de
habilidades mimétitas. [ E. Punset: Neuro Redes virtuales] Si hacemos un gesto simulando comer un
helado, en el mono no se activan los circuitos neuronales, mientras que en el
ser humano sí, tanto como el impacto
emocional que nos puede causar una
imagen virtual de tragedia, dolor u otro sentimiento vista en el cine. Cuando traemos a la mente la
imagen de una acción se activan en la
corteza premotora las mismas
neuronas como si hubiéramos
pronunciado las palabras o hubiéramos hecho el movimiento. “Simular un
acto es, en el cerebro, lo mismo que llevarlo a cabo, excepto que la ejecución
real está bloqueada. .(Goleman : 64)
Esta es la mejor prueba del carácter simbólico y la relación con los
procesos cognitivos en las estructuras
neurobiológicas del ser humano que nos posibilita apoyar los procesos
pedagógicos de modificabilidad simbólica
En
el cerebro humano se albergan múltiples sistemas de neuronas
espejo, no sólo para imitar acciones sino también para leer intenciones,
extraer las implicaciones de lo que
alguien hace y leer las emociones,
permitiendo que los sentimientos que
presenciamos fluyan através de nosotros y se constituyan en un factor determinante de La inteligencia y las habilidades
sociales, para percibir lo que
piensan hacer los demás y prever
situaciones por adelantado . Las
neuronas espejo permiten explicar como
los niños adquieren aprendizajes
sociales simplemente observando. Según
Goleman; ( 2006: 65) “ Cuando observan,
están bosquejando en sus propios
cerebros un repertorio de emociones, de comportamientos, de cómo funciona el
mundo. Estos sistemas nos permiten comprender las mentes de los otros, no mediante un razonamiento conceptual, sino
mediante estimulación directa, sintiendo, no pensando”.
Estas propiedades de las neuronas
espejo posibiltan apoyar los procesos hacía la modificabilidad simbólica
siguiendo el camino conceptual trazado desde la neurociencia. Nos referimos a
otro término, propio de este campo, identificado como los “memes”. [ de mimético que significa
imitación] Este concepto ha sido moldeado sobre
la idea de un gen para significar “ una entidad que se repite a si
misma”; como hacer copias de moléculas de ADN y en el caso de las Ideas se
trata de “neuromemes” como copias de ideas al pasar de una persona a otra. La
neuronas espejo y los memes son el referente para comprender y explicar el
origen de las Representaciones. ( Bartra: 2007 ) Los “neuromemes” con una fuerza especial son ideas que
impactan.
La música, así como un poema, un
ensayo o un artículo periodistíco, -dice Goleman- pueden verse como sistemas de
“memes”, ideas que se transmiten de una mente
a otra, parecido, en cierto sentido, a como se transmiten las
emociones. De tal modo que la música y
las expresiones simbólicas y lúdicas , en general, siguen el camino bajo de las
emociones, fortalecidas por el
movimiento de los golpes y el ritmo. La
letra de las canciones, acompañadas musicalmente, activan los esquemas de
actuación en múltiples sentidos que
pueden estimular tanto la agresividad
como una vida sana y placentera.
El ejemplo de las letras de las canciones del rap, de los años
setenta, referenciado por Goleman, en La Inteligencia Social ( 2006: 69)
glorificando la vida de los malvivientes, con sus armas de fuego y las
drogas, la violencia de pandillas, etc,
son manifestaciones que podemos encontrar en cualquier contexto de nuestra
sociedad regional y local. Pero al mismo tiempo, el cambio de percepción y actuación de sus
gestores se produce posteriormente, en la dialéctica de la vida social , transformando el énfasis
en letras más positivas. Estas
narraciones nos dan la dimensión a cerca
de las posibilidades de las imágenes sonoras, auditivas, visuales, motoras,
para el apoyo de los cambios de percepción y actuación en el ámbito de la convivencia y la formación
del sentido de ciudadanía
Estos elementos
asociados a un espirítu
altruista, con acciones humanistas que impliquen la solidaridad, y demás
valores humanos , actúan como memes y contribuyen a la construcción de una
Etica ciudadana y posibilitan el cambio de percepción . Algunas experienicas
de nuestras investigaciones permiten sustentar este enunciado como un argumento válido. En un estudio de caso, entre otras
experiencias, con estudiantes que elaboraron
murales aludiendo al cuidado del
Entorno y el espacio público, los indujo
a cuidar el trabajo realizado en la
institución educativa, durante varias semanas, para que no fuera deteriorado
por otros estudiantes que no habían participado de la actividad escolar. Estos
casos nos da la perspectiva pedagógica para la reestrucutración de la
subjetividad a partir de acciones
que contribuyan a construir imágenes humanizantes desde una Etica
Ciudadana que involucre las variables
fundamentales de la convivencia y los Derechos humanos.
El
mecanismo de las neuronas espejo se complementa con el concepto de
neuroplasticidad ya expuesto en el capítulo sobre la
naturaleza de la conviencia y el conflicto escolar.
5.2 PEDAGOGÍA Y EDUCABILIDAD EN LA CONVIVENCIA EN EL HORIZONTE DE LA MODIFICABILIDAD SIMBÓLICA.
Vivir en convivencia no es
solamente coexistir, es vivir de cierto
modo regulado por valores, normas y costumbres,
estructurantes de los modelos de
convivencia, en contextos diversos. Por naturaleza, la convivencia escolar es un proceso contradictorio y conflictivo
debido a los procesos de interacción y comunicación
que confrontan esquemas de percepción y
actuación estructurados, en cada quien, con reguladores del comportamientno
social: ley, moral y cultura. A la pedagogía le corresponde
comprender los procesos subjetivos,
suceptibles de educabilidad, inherentes
a los esquemas cognitivos y
expresiones simbólicas de la
emocionalidad, que sustentan a
los imaginarios en convivencia y el sentido de ciudadanía. La Educación en
convivencia es un proceso formativo para el desempeño de ciudadanos, razón por la cual, el sentido de ciudadanía es inherente a la convivencia escolar.
Con esta finalidad, la implicación para la pedagogía es, en consecuencia,
la apropiación del conocimiento producido por las ciencias humanas y sociales y
la neurociencia sobre los procesos
cognitivos y simbólicos relacionados con
los imaginarios y la construcción de ciudadanía para interpretar
la educabilidad de la convivencia en el contexto escolar. El sentido
pedagógico no es la reproducción de estos conocimientos sino la aplicación a procesos de
reestructuración de los esquemas cognitivos y simbólicos para
el aprendizaje de las competencias ciudadanas y desarrollo de la inteligencia social. A este proceso le denominamos Modificabilidad
simbólica.
5.2.1. Los
esquemas de percepción y actuación en los imaginarios de la convivencia escolar
Como lo sustentamos en el primer
capítulo, la comprensión antropológica
del imaginario se sustenta en la relación del Yo con el mundo. Desde esta comprensión del
imaginario, como fundamento de la cultura, derivamos
la concepción de una cultura de
la convivencia y la ciudadanía y, en consecuencia, de
imaginarios equivalentes
relacionados específicamente con los procesos de estructuración del Yo y la interacción con los Otros y el mundo de la
vida.
En ésta dimensión adquiere
significación especial lo simbólico como
expresión de la emocionalidad del ser humano y de las fuerzas internas que rigen la dinámica
de la vida interior. Se trata, entonces, de dar cuenta de éste campo que sostiene los juegos de la significación en la
interaccion y la comunicación; el
sentido de las emociones en torno a la
afectividad y la agresividad; el mundo
de las pasiones y del Deseo en conflicto permanente con los reguladores del comportamiento social
configurados en la ley y la ética. En
este Horizonte de sentido y significado
la expresión simbólica de la
emocionalidad la comprendemos como experiencia estética, a partir de la
facultades de la imaginación simbólica, la fantasia y el
eufemismo; y en
modelos de actuaciones sociales
en procesos de interacción y
comunicación social y el manejo de los conflictos.
El imaginario es una configuración de sentido previo en
el cual se funda toda pre-comprensión de
la relación con el mundo y la vida, que
cada cultura y grupo social tiene
previamente instituido para sus interpretaciones reflexivas y
actuaciones conscientes. Es el ámbito de las creencias que cada uno tiene y que tienen a cada
quien, pues de alguna manera se permanece inmerso en la creencia.
En el imaginario de la convivencia escolar no
solamente se refiere a los esquema de percepción de los estudiantes sino
también a los imaginarios pedagógicos que devienen costumbre en las prácticas pedagógicas de los
docentes y los conflictos interpersonales surgidos de la interacciones en la vida institucional. Un ejemplo para ilustrar son las actividades de convivencia en las
instituciones educativas, cuya
responsabilidad es atribuida a los docentes del área de ciencias
sociales y no se asume que el problema de la convivencia y la ciudadanía es
responsabilidad educativa y pedagógica de todos. La tendencia en estos casos es
considerar que con estas actividades
se pierde tiempo en el área y se atrasan los contenidos. El imaginario
trasciende el ámbito de los docentes y se manifiesta en los estudiantes
desde la recepción del currículo. Sin un docente de matemática, u otra área,
diferente a ciencias sociales, orienta
una actividad de ética o democracía, algunos
estudiantes se cuestionan el
hecho porque no corresponde con el área de desempeño oficialmente asignada al docente.
En general, las prácticas pedagógicas
basadas solamente en la experiencia y sin mayores fundamentos epistemológicos
se constituyen en paradigmas que se resisten a los cambios y las innovaciones
científicas y tecnológicas y se continúa educando con modelos pedagógicos, heredados desde la formación como
docentes, que en muy poco
contribuyen a la comprensión del aprendizaje en las nuevas
condiciones y necesidades de la sociedad
contemporánea.
En el análisis del imaginario es preciso destacar cómo ésta
estructura posibilita unas percepciones y limita otras. Esta tesis es fundamental para explicar el
comportamiento de los sujetos- estudiantes porque permite comprender que se
actúa de acuerdo con un contexto
aprehendido, un contexto en mí, pero inhibe al pensamiento para percibir otros
contextos moral y éticamente diferentes susceptibles de reconocimiento. La
modificabilidad simbólica implica entonces, no tanto cambiar radicalmente el esquema de percepción, sino contrastarlo con otras variables que
posibiliten ampliar la percepción, con la posibilidad de transformar
ciertas actuaciones que afectan los principios de una convivencia
democrática. Para la pedagogía, en éste
modo de comprender la relación del
imaginario con el comportamiento, pierde
sentido la sanción como mecanismo de
educación y sólo tiene sentido las
acciones pedagógicas que contribuyan a
educar la mirada o modo de
percibir el conflicto.
Un problema fundamental en los
contextos escolares, y en gran parte de nuestra cultura ciudadana nacional, es
la transgresión a las normas legalmente constituidas, explicable en razón a que el imaginario se conjuga
con el inconsciente en torno al deseo de
libertad. El deseo es expresión de
carencia y se encuentra arraigado en la
emocionalidad y la búsqueda permanente de satisfacción de la voluntad. La
regulación del comportamiento con la ley
y la ética confronta el imaginario con
la razón. Es un conflicto permanente que
todo individuo enfrenta cotidianamente frente a la exigencia de un
comportamiento racional pensado antes de
actuar. Puesto que el imaginario está articulado a todo el sistema
neuro-emocional y a las prácticas socio culturales, la
tendencia individual es la
reproducción inmediata de las
actuaciones de libertad del ego y sus aspiraciones de obtener éxito rápido en su intencionalidad.
Es significativo de las
actuaciones de los ciudadanos, en los contextos urbanos y ciudades capitales metrópolis,
los cruces imprudentes de las vías públicas, en procura de ganar
tiempo exponiendo la vida a un accidente
trágico , a pesar de tener un puente peatonal disponible
para hacerlo. Igualmente sucede en los contextos escolares con la actitud de
los estudiantes en el cuidado del
entorno, el cumplimiento con normas de disciplina, etc. El problema reside en que la norma es prohibición y frustra el deseo y la
voluntad. Es preciso,
entonces, articular mediante una síntesis
complementaria imaginario y razón bajo una perspectiva pedagógica de
construcción, o reconstrucción de la subjetividad. ¿ cómo articular, entonces,
emoción a racionalidad; la expresión simbólica al concepto, si bajo el imaginario fluye el deseo, el
inconsciente y libre albedrio y no la racionalidad?
El fundamento para la educación en convivencia y
construcción del sentido de ciudadanía
reside en los principios de una ética ciudadana basada en el respeto y el reconocimiento por el
otro. ¿Cómo lograrlo Pedagógicamente?
Desde el esquema de percepción
del individuo es preciso el auto
–análisis del “Yo-en el mundo” y “el mundo en Mi”; siguiendo el modo de
reflexionar de la filosofía
hermenéutica Heiddegueriana, para estructurar, primero, “mi
reconocimiento” como ser con derecho a la vida, pero también para comprenderme
en mis angustias para educar la afectividad y la emocionalidad, exteriorizando lo que anide de trágico y
dolor en “Mi–Yo ” para comprender la
razón del reconocimiento y respeto por el otro.
La ética la podemos asumir bajo la
determinación del concepto, en cuyo caso nos confrontamos con el contenido y
los significados, o la asumimos en las determinaciones morales subyacentes. Si bien es cierto, que la ética difiere de la
moral, en tanto, la moral se sustenta en
la costumbre y en los valores particulares de grupo, mientras la ética es una aspiración racional de regulación del comportamiento humano, las dos no se excluyen necesariamente. En el
capítulo sobre la naturaleza del conflicto y la convivencia planteamos que asumiendo la
moral como una manifestación de la conciencia, su determinación es social porque está dotada de sentido y significado y no se constituye dentro del cerebro, pero actúa como proceso neurocognitivo,
estimulando las redes neuronales y la emocionalidad y es preciso comprenderla
en función del desarrollo de estos procesos.
En la moral, constituida como
valor, subyace un contenido
emocional manifiesto en el “sentimiento de culpa”;
bajo la ética, está sensibilidad
del “ sentimiento de culpa” se
debe transformar por un modo de
“sentir al otro” a partir del deseo del
respeto en mi”.
Si la experiencia nos muestra cambios en las actuaciones de las personas es
porque el imaginario es susceptible de transformación. Pedagógicamente se trata
de comprender las condiciones y mecanismos del cambio cognitivo y simbólico.
¿Pero si el imaginario se transforma equivale a sostener que en un ámbito más
universal el mito evoluciona y esto es
contradictorio con los enfoques conocidos desde la ciencias sociales y filosofías racionalistas que han concebido la transición del pensamiento
mítico al pensamiento racional en términos absolutos de
rupturas epistemológicas. Sin embargo, sostiene Emmanuel Lizcano
que “Lo imaginario, no
está sólo allí donde se le suele suponer, en los mitos y los símbolos, en las
utopías colectivas y en las fantasías de cada uno. Está también donde menos se
le supone, incluso en el corazón mismo de la llamada racionalidad” (Lizcano
Emmanuel: 13).
En la Filosofía de las Formas
simbólicas, Cassirer (1998) se
plantea este proceso en términos de una solución de continuidad asumiendo la construcción de lo
nuevo sobre elementos de las estructuras anteriores. Sobre las estructuras del imaginario se
edifica una nueva percepción. Esta posibilidad se da porque el imaginario
siendo un paradigma, como lo hemos referenciado, ofrece dos posibilidades; una,
que permite percibir y actuar en un determinado sentido; otra, que limita la
posibilidad de percibir en otro sentido pero no necesariamente oponiéndose
o negándolo, aunque en primera
instancia aflore la contradicción. Pedagógicamente la contradicción no es superable en términos absolutos,
modificando o desapareciendo las condiciones cognitivas y simbólicas previas,
sino a través de una síntesis complementaria que reconozca las dos partes en
una identidad ética y ciudadana. La contradicción se desarrolla entre la moral
y la ética; entre el “Deseo” y la norma; entre la cultura de contexto y la legalidad
En el ámbito de la convivencia
el imaginario cultural no necesariamente se confronta con un pensamiento
racional como si ocurre con el mito y la ciencia. Para la convivencia se trata
de transformar un imaginario de un modelo de convivencia basado en la agresión
, que se asume como un estado natural en medio del conflicto, por otro
imaginario de convivencia basado en el respeto y el reconocimiento. Que este
imaginario puede resultar mas racional que otro basado en la cultura de la
agresión es algo que se puede sustentar, pero no necesariamente un imaginario
basado en la convivencia pacifica debe responder como una representación
objetiva de la realidad sustentada en ciertas lógicas y leyes del movimiento.
Por esta razón, el fundamento del imaginario es simbólico y la modficabilidad de los esquemas de percepción
deben fundamentarse en el mismo sentido.
En la relación del Yo con el
otro, es decir, en la interacción social, lo que se debe comprender es que el
imaginario, como esquema de
representación estructura “mitos”, o modos de representación “ “modelos de
actuación” y estos se
conservan, o se transforman, en virtud de la cultura misma y
el contexto social de actuación. La comprensión de los mecanismos
del cambio dependen, pues, de comprender
que el imaginario no es concepto sino metáfora y que a la modificabilidad simbólica se accede mediante la misma condición de la
metáfora como expresión simbólica.
El imaginario
institucionaliza modos de percibir y
significar las actuaciones
y, de ésta manera, se instituye
la vida común con ciertos hábitos y tradiciones en la convivencia. En el contexto de las instituciones
educativas se instituyen determinadas formas de percepción del conflicto y actuación social, generado por el tipo de relaciones
entretejidas entre las actuaciones de los diferentes actores y las funciones
que desempeñan en los diferentes ámbitos de las dinámicas de la vida escolar.
La actuación que los docentes despliegan en relación con los directivos y
viceversa influye en la actuación de los
estudiantes; de la misma manera, la
percepción que los estudiantes construyen de sus maestros influye en la
actuación entre ellos mismos, configurándose
el imaginario institucional de actuación social que finalmente se
instituye en un modelo de convivencia institucional.
Ejemplos de imaginarios de convivencia en el contexto
escolar, los actuaciones o situaciones de conflicto que generan:
Modo de acción
estratégica
|
Esquema de Percepción
|
Conflicto generado.
|
La llegada tarde al colegio
|
La llegada tarde no implica
responsabilidad ni afecta a otros en sus labores
|
El registro de la inasistencia o llegada
tarde a clase y la postura del docente de no validar luego los procesos
academicos de la clase
|
No respetar el turno en la fila
|
Dar muestras de habilidades para
alcanzar propósitos personales irrespetando el derecho de otros. / Alcanzar
el éxito con rapidez
desconociendo el derecho de otros/
|
La confrontación personal con compañeros o con el profesor.
|
Dejar mensajes en el pupitre del compañero o en un
cuaderno trazar garabatos.
|
Resolver la diferencia mediante la
intimidación/Buscar el reconocimiento con la agresión/
|
Devolver la misma acción a costa de lo
que sea, incluyendo la agresión fisica defendiendo el “ fue él quien empezó”
|
Los grafitis en el baño denigrando de
otras personas
|
Denigrando públicamente del otro se
obtiene un sentido de satisfacción o
se recompensa una frustración
|
Devolver con el mismo estilo de mensajes
y mayor agresión la respuesta al supuesto autor del grafiti.
|
La revancha en el juego o partido de
futbol
|
El deporte como medio de confrontación
|
La agresion fisica y verbal entre los
participantes del juego para con el equipo contendor, el reto a superar un
marcador y la mediación del docente quien desconoce las condiciones del
juego.
|
Los accesorios del uniforme en las niñas
y la moda del pantalon en los jovenes y niños.
|
Privilegiar la estética y el reconocimiento personal frente a la
norma y manual de convivencia. Importa mas los amigos que la disciplina.
|
La postura disciplinaria del docente, el
coordinador y la arrogancia de los jovenes y señoritas para sentirse bien en el desarrollo de la
personalidad.
|
Acabar con los bines del colegio “lo que
no nos cuesta, hagamoslo fiesta”
|
Descargar en los bienes públicos los
resentimientos personales / Manifestar desafiós a la autoridad de manera
velada/
|
La falta de control administrativo y de
acciones concertadas frente al
cuidado de los bienes enseres y espacios institucionales
|
5.3. LA CONTRUCCIÓN DEL SENTIDO DE CIUDADANÍA
La idea de ciudadanía es un fenómeno complejo en la
sociedad contemporánea y expresa la pertenencia de los individuos a una
comunidad política, en términos
generales representada en el Estado.
Este sentido de pertenencia, en una ciudadanía democrática, no significa simplemente una asimilación de los ciudadanos en el
Estado sino el reconocimiento de una pluralidad de identidades colectivas,
en términos de derechos políticos, sociales y culturales
(Garracedo: 1995) e implica el
reconocimiento del otro, en éstos mismos términos.
El
concepto actual de ciudadanía,
que històricamente se remonta a la
antigüedad Greco Latina, en función de una limitada población libre, tiene en su origen más reciente una dimensión civil y política, definida en el proyecto
ilustrado de la Modernidad, desde un sentido de igualdad universal ante la
ley y ha evolucionado,
contemporáneamente, hacía la comprensión
de derechos de índole económico
social y cultural. De ahí, que la
ciudadanía no sea un asunto
exclusivamente político sino también cultural e implique la diversidad de
prácticas cotidianas en permanente
negociación que emergen continuamente en
el espacio público.
Y es justamente en ésta
intencionalidad donde es posible encontrar
un horizonte ético para educar la
moral del ciudadano. No se trataría simplemente hacer
de una ley un valor moral transmutado en cultura para ser cumplida y tener un resultado por vía de la
educación. Es preciso que la moral sea educada en función de una ética
ciudadana, pues el interés en construir ciudadanía tiene dos caminos esencialmente opuestos; o se hace con
fundamento democrático o se hace por
vías no democráticas bajo el poder autoritario.
El sentido pedagógico del Ser ciudadano debe ser la construcción de
sentido de lo público, como el ámbito
donde se construye una cultura de la
convivencia democrática, sustentada en
el respeto por el patrimonio común y la
privacidad del otro. El resultado de la educabilidad debe ser, entonces,
la capacidad de los individuos para aprender a interactuar socialmente y a
comunicarse para construir la convivencia pacífica en los diferentes
territorios simbólicos
En torno al discurso sobre la democracia se volvió casi una etiqueta el término del respeto por el otro. Igual se puede
respetar al otro sin importar su suerte y sin sentido de solidaridad. Si el
respeto por el otro no se entiende como el reconocimiento, en condiciones de un
humanismo solidario e incluyente, los
conceptos se desarraigan de su verdadera intencionalidad para la acción social.
De una u otra forma el concepto de “reconocimiento” ha desempeñado un papel
esencial en la filosofía práctica de los
pueblos. En la ética antigua prevaleció
la convicción que solo podían llevar una
vida buena aquellas personas cuyas acciones podían ser objeto de valoración social en las polis; y a lo largo de la historia de los pueblos la concepción
moral se ha guiado por ésta idea de un reconocimiento en contraposición con la
idea del desprecio público, como
mecanismo social por el que solo las virtudes deseables serían estimuladas como
una conquista. Sólo en Kant el concepto de “Respeto” adquiere
la dimensión ética de un principio de la más alta moral e imperativo categórico, en el sentido de tratar a cada ser humano
como un fín en sí mismo. Sin embargo, en ninguno de los autores clásicos, el
principio de reconocimiento, como tal,
fue puesto como piedra fundamental de una ética. Según, Axel Honnet (1996) la gran excepción fue Hegel, quien en este sentido se convirtió
en un precursor solitario. (1996)
La problemática, e historicidad del concepto
y sus implicaciones sociales, es un tema de la filosofía política bastante
amplio y complejo. Aquí solo interesa
destacar su pertinencia en la actualidad contemporánea en las últimas décadas del siglo XX, producida
por una serie de debates políticos y
movimientos sociales, que
impusieron una consideración más
decidida sobre la idea de reconocimiento en relación con las discusiones sobre multiculturalismo y los movimientos feministas, de lo cual se derivó
hacía los individuos y los grupos sociales, el derecho a
encontrar reconocimiento y
respeto en su “diferencia”. (Taylor, 1992). De este modo, la categoría de
reconocimiento se utiliza para caracterizar formas de valoración de otras
formas de vida.
Transpuesto este problema, y sobre
todo el sentido, en que se debe concebir la idea de una ciudadanía democrática,
al ámbito educativo, no se trata de llevar un discurso a un área de ética y moral, sino de construir
cultura en torno a este principio.
La construcción de cultura es
posible en la escuela construyendo territorio simbólico en el contexto escolar.
Y bajo esta perspectiva es necesario admitir, de una parte, la
reproducción de diferentes
manifestaciones culturales juveniles del contexto en la institución educativa, y en segundo lugar, su falta de
reconocimiento en el ámbito
institucional. La educación, haciendo gala de un verdadero sentido tradicional,
desconoce y reprime éstas manifestaciones
derivándose de ello parte de los
conflictos escolares. Solamente, si éstas
manifestaciones culturales son reconocidas como condición para la
educabilidad es posible hacer de la institución educativa un territorio
simbólico en donde se cultive el sentido de pertenencia y la construcción
del sentido de ciudadanía. Estos
procesos que implican la construcción de sentido son construibles pedagogicamente con
expresiones simbólicas.
Planteada la educabilidad del sujeto en los procesos
cognitivos y simbólicos de la emocionalidad,
para la formación en convivencia, La pedagogía se constituye asi en una Pedagogía de la
subjetividad y la modificabilidad simbólica, que tiene como referente la Imagen
y la construcción de subjetividad, a
diferencia de las pedagogías del conocimiento que tienen como referente el aprendizaje
de conceptos.
Los procesos pedagógicos de la convivencia se orientan
en función de la educabilidad de las emociones y procesos cognitivos en
dos planos de la inteligencia social; uno intrasubjetivo,
para el manejo de los conflcitos internos y el autocontrol
emocional, educando la
afectividad y superando el enfoque
de “educar utilizando la afectividad”; y
otro, intersubjetivo con
procesos de interacción y comunicación social y simbólica y la
construcción del sentido de ciudadanía.
Esta Pedagogía está orientada
investigativamente a comprender los mecanismos y procesos que hacen posible los
cambios de comportamiento a partir de la expresión simbólica. Empíricamente,
las experiencias de investigación en el aula, aplicada por docentes, con expresiones estéticas ( ludico- artísticas) muestran
las tendencias hacía el cambio de
comportamiento de los sujetos- estudiantes. A partir de éstas formas de expresión es posible acceder a las emociones, o a la
inteligencia emocional, para
reestructurar los esquemas cognitivos y
modelos simbólicos de actuación social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario